11. Sensaciones inevitables

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Capítulo 11

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Epifanía: un momento de sorpresiva revelación.

- ¿Existe más comida además de estas latas?

Les pregunto al ver como sobre la mesa hay latas de comida para cada uno.

- Si, pero en los Reinos, no en medio del bosque – Neferet arrastra mi lata – come.

- Come muy bien porque hoy volveremos a nuestra caminata – Elian se estira sobre la mesa robándose otra lata – esto es delicioso.

- ¿Dónde está Alden? – pregunto al no verlo. Se me hizo raro sentir el lado de su cama fría.

- Se fue a revisar el terreno. Como dije nos iremos dentro de nada – lo último lo pronuncia mirando a neferet ¿Qué sucede aquí? – Quiero salir de estas paredes.

- No está tan mal – le digo – es mejor que estar afuera con frío y criaturas queriendo comerte.

Neferet negó con la cabeza y soltó un resoplido dándonos la espalda hacia los estantes.

- ¿Se pelearon? – le susurro en el oído a Elian.

- No quiere que me vaya – mastica con fuerza sin dejar de verlo – es una de las razones por las que no me gusta venir a verlo.

- Iré por madera – nos avisa Neferet alejándose para salir del refugio.

Esperamos a que la puerta del techo sea cerrada para empezar una sesión de chisme.

- Hace cuánto conoces a Neferet.

- Desde casi siempre. Tengo vagos recuerdos de mi infancia, todos son muy borrosos, solo sé que hubo un tiempo en el que estuve solo en el bosque, sabía usar mis poderes para defenderme. Luego conocí a Neferet. Él cuidó de mí por mucho tiempo, nos la pasábamos en este lugar encerrados, no me dejaba salir porque decía que era peligroso – saca otra lata para comer – llegó el punto en el que me canse y escape. Desde entonces no lo había visto hasta hoy.

- Aun así, lo protegías de Alden.

- Sin importar los términos en los que estábamos él siempre va ser alguien importante, me cuido cuando no tenía a nadie.

El sonido de la puerta abriéndose interrumpió nuestro momento, los dos giramos y quedamos paralizados viendo como alguien envuelto en un abrigo de felpa bajaba las escaleras. Quien sea que fuera estaba muy tranquilo como para estar irrumpiendo en un lugar que no era suyo.

Apreté el brazo de Elian con fuerza, él soltó un chillido logrando que la persona desconocida se girara hacia nosotros. Como si la cobardía hubiera desaparecido de él, dio un paso adelante cubriéndome con su cuerpo, sus ojos tomaron un color rojo. Pose de ataque.

- ¡Elian! – soltó la voz del desconocido que al parecer era una mujer.

Se bajó la capota de la cabeza revelando su cabello largo y negro con rayos plateados. Se quitó el abrigo dejándolo en el perchero y pude ver cómo iba vestida ¿no tenía frío? Usaba unos pantalones cortos negros junto a un top rojo de mangas, medias veladas hasta las rodillas con unas botas para nieve negras. Era muy linda, demasiado.

- ¿Samay?

Qué nombre más raro.

Comenzó a hablar en el idioma que estaba empezando a odiar por no entenderlo. Elian hizo unas señas con las manos deteniéndola.

- Ella es Kaira, no te entiende – me empujó por la espalda para que la desconocida pudiera verme.

Sus largas pestañas se abrieron con sorpresa al verme, me dio un vistazo de arriba abajo como si analizara cada parte de mi cuerpo.

LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora