17. Unión de almas

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Capítulo 17

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Gaznápiro: Persona que es tonta o torpe.

Este sería el paraíso de Vero. A ella le gustaba leer, al menos más que a mí. La que Adara había presentado como su oficina tenía un apartado con estantes de muchos libros. El solo recuerdo de aquello que le gustaba a mi mejor amiga me recordó el tiempo que llevaba sin verla.

Hice a un lado el sabor amargo que me invadía y me concentré en Laia que buscaba un libro por los estantes. Eros había tomado asiento en uno de los muebles que estaban acomodados a un lado como una pequeña sala. Adara parecía ignorarnos al estar sentada frente a su escritorio revisando papeles.

- ¡Lo encontré! – dio un salto para alcanzar un libro gordo de tapa dura gruesa – esto servirá. Siéntate, kaira.

Me acomode al frente de los dos. Laia dejo el libro sobre la mesa de centro junto a dos aparatos pequeños con forma curveada, le pasó a Eros uno, él se lo acomodo en la oreja y me extendió el otro. Sin entender para qué servía me lo acomode al igual que él. Al instante un pitido sonó muy fuerte. Estuve a punto arrancarlo de la oreja, pero Laia me detuvo.

- No te lo quites. Ayudará a que puedan comunicarse. Él no habla español, pero ayudará a que lo que le digamos sea traducido para él y lo que él diga será lo mismo para ti – miró a Eros – di algo.

- Odio ponerme esta cosa – se rasco la oreja con media sonrisa.

Sonreí entre la sorpresa y la fascinación de entenderlo.

- ¿Funciona? – pregunto Laia.

- Perfectamente – respondí. Eros asintió de acuerdo conmigo – entonces... ¿de qué vamos hablar?

- ¿Quieres empezar tú, Adara?

Levantó la mirada de los papeles y con un porte derecho y delicado caminó hasta donde estábamos, se puso a mi lado.

- Puede que lo que vayamos a contarte sea confuso para ti, pero debes de tener muchas preguntas y nosotros podemos responder algunas. Pero para poder hacerlo debemos de saber todo y que seas sincera con nosotros.

Me desconcerté y por impulso me alejé de ella temiendo que empezaran a atacarme. ¿Qué les dijera todo? A qué se refería con eso. Ella sabía más cosas que yo, que se supone que le iba a decir.

- Qué debería decirle.

- Todo lo que haya sucedido desde el primer día que conociste a Alden – arrugue las cejas hasta el punto de crear arrugas en la frente – como han funcionado tus poderes. En qué otros lugares has aparecido de la nada. Eso queremos saber.

Retrocedí un poco más hasta chocar con el lateral del mueble.

- No...no sé nada.

Quiero a Alden.

- Hey, tranquila – posó su mano sobre mi pierna – no queremos hacerte daño. Solo necesitamos entender hasta qué punto sabes lo que está ocurriendo.

Vi a los tres con nervios. ¡No servía para esto! Tenía la voz de Alden diciéndome que me callara y saliera corriendo, que no confiara en nadie. Por otro lado, estaba mi propia conciencia diciéndome que no iban hacerme daño, que confiara en ellos.

Apreté las manos contra mis rodillas.

- Lo de aparecer de la nada solo me ha sucedido dos veces, cuando escapé de los montuosos y esta vez que aparecí aquí. Con respecto a mis poderes, criaturas, como funciona este planeta y todo eso, no se mucho y lo que sé es por un libro que siempre he tenido, también por Alden, él me ha explicado algunas cosas – me lamo los labios sin atreverme a ver a ninguno a los ojos – a Alden lo conozco...no sé muy bien desde hace cuánto ¿semanas? ¿meses? No se que tiempo exacto. Lo mandaron a que me llevara a Reino oscuro.

LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora