12. La prueba

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Capítulo 12

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jouska: Una conversación hipotética que surge compulsivamente una y otra vez en tu cabeza.

Iba a morir. Hoy era el día de mi muerte.

Sabía que algún día mi falta de ejercicio traería consecuencias. No servía para correr ni mucho menos respirar, y si juntamos las dos cosas es igual a muerte fatal. Parecía un perro con la lengua afuera jadeando por aire, a pesar que la mano de Alden jalaba de la mía, no ayudaba mucho.

Las piernas me ardían y solo quería lanzarme al suelo, hacerme bola como si eso me ayudara a escapar del horrible monstruo que nos perseguía.

¡Odiaba correr!

Estaba planteándome seriamente dejar que me matara.

- ¡No puedo más! – le grité viendo detrás mío, los árboles se movían y parecía que la tierra temblaba - ¡Voy a morir!

Me dio una mirada sobre el hombro antes de hacer un movimiento rápido dejándome colgarme en su cuerpo con las piernas en su cadera y los brazos en su cuello. Estaba empezando a acostumbrarme a que hiciera eso cuando veía que mi paso de tortuga haría que nos mataran. No sabía dónde estaba Elian, todo fue tan rápido que perdimos camino, si no fuera porque estaba pegada a Alden justo en ese momento en el que escuchamos gruñidos, yo estaría sola corriendo por mi vida, ya estaría muerta.

- ¡Coge el arma y dispara! – su respiración era cansada y acelerada, no dejaba de correr apretando con fuerza mi cuerpo.

No se disparar ¡No se disparar! ¡cómo es que voy a disparar!

Saque el arma de entre los dos que atravesaba su pecho. Trague saliva reconociendo que era la que disparaba de lejos, oh, dios, tengo un arma en mis manos.

Era muy difícil ajustar la mirada en el visor por el movimiento al correr.

No veía a la cosa fea por ningún lado, sin embargo las hojas de los árboles y todo seguía moviéndose como cuando hay un terremoto, los pocos animales que he visto en esta zona fría, corren como si alguien los persiguiera.

- ¡Ahí está! – sonreí.

- ¡Dispárale!

- ¡¿Cómo le disparó?!

Solté un grito cuando me arrebató el arma y se detuvo pegándose a un árbol, apuntó y empezó a disparar sin pensarlo. La cosa era gigante con una cola larga que parecía tener un aguijón, su cabeza era una masa llena de ojos y escamas sin forma. Desaparecía y aparecía de la nada, no sé cómo le hacía Alden para dispararle cuando dejaba de verse, pero lograba verlo y hacía que un líquido verde explotara de su cuerpo.

¡Eso no estaba en el libro!

Desapareció y Alden volvió a correr. Me sentí una inútil solo agarrándome a su cuerpo temiendo caerme.

- ¡Maldición! – soltó con un gruñido.

Se estaba acercando.

Mierda, mierda, mierda.

- ¡Vamos a morir! – abrace con fuerza su cuello.

Estaba muy cerca, su cola se lanzó hacia nosotros con la intención de enterrar su aguijón en la espalda de Alden, solté un chillido y la cosa fea soltó un sonido más grave parecido a un gruñido de dolor, varias flechas se le enterraron en los ojos.

Elián.

Levante la mirada encontrándolo saltando por los árboles, como si fuera tarzán, lanzaba flechas que se enterraban en los ojos del monstruo y explotaban. El aguijón se movía hacia todos lados chocando contra los árboles, en una de esas le dio a Elian mandándolo a volar.

LA REALIDAD DE UN SUEÑO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora