𝐏𝐫𝐢́𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐠𝐮. [𝐁𝐞𝐨𝐦𝐇𝐲𝐮𝐧]

Five.

TaeHyun estaba en el campo de tiro al arco como ya era de costumbre. Desde que su familia se había mudado el día de ayer, BeomGyu había estado estado desparecido, y aunque eso le alegraba, a la vez le preocupaba.

No estaba para molestarlo como siempre lo hacía.

Era extraño que no lo hiciera, mucho menos si no le reclamaba algo.

TaeHyun se golpeó mentalmente al estar pensando demasiado en eso. No debía pensar en el principito ese cuando al fin tenía espacio y aire puro.

Preparó sus flechas y su arco para entrenar como toda su vida había sido así.

Nunca fue a una escuela de arquería, pero sí consiguió amigos que hacían lo mismo que él, además de que su padre le enseño varios trucos desde pequeño y eso le facilito el poder tirar una flecha y atinarle a lo que quería.

Se llama tener buena puntería.

TaeHyun recordó las palabras de HueningKai, el hijo de HoSeok, siempre estaba parado bajo un árbol viendo como TaeHyun lanzaba las flechas.

Era una buena compañía en ese entonces, no se sentía completamente solo.

Al entrar al lugar, pudo ver otras personas más entrenando, seguramente eran guardias nuevos que se estaban preparando, uno lucía demasiado torpe para tomar una flecha y el otro lo estaba haciendo al revés.

Ja, novatos.

TaeHyun pensó en su mente mientras se reía en silencio.

Se preocupó más por sus tiros perfectos y mejorar su técnica que por esos babosos novatos que estaban ahí.

TaeHyun lanzo su última flecha, dando en el blanco (como siempre hacía) hacía el tablero algo lejos de él.

Bajó su arco y sonrió victorioso.

Camino hasta este para levantar las flechas y sacarlas de la dura madera pintada.

Al momento de sacar lo último, los sujetos que había visto antes tomar una simple flecha, se acercaron a él.

—Usted es muy bueno en esto. —Dijo uno de ellos con tal admiración—.

—¿Por qué me tratas de usted? —Fue lo primero que dijo TaeHyun al ver que estaban junto a él—.

—Porque es el prometido del principe Choi, debemos tratarlo como tal, majestad. —Dijo el otro—.

Majestad... Que apodo tan sofisticado. Pensó TaeHyun. Los miró.

—Me llamo TaeHyun, pueden llamarme por mi nombre. —Dijo—. No me gusta que me traten tan formal.

—Pero majestad... Son las reglas.

—¿A quién le importa las reglas? —Dijo TaeHyun—. No me gusta la formalidad a menos que sea necesaria. Pero por parte mía, pueden decirme por mi hombre o hyung. Soy mayor que ustedes, quiero suponer.