𝐏𝐫𝐢́𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐠𝐮. [𝐁𝐞𝐨𝐦𝐇𝐲𝐮𝐧]

Twenty.

2008
Actualidad.

BeomGyu al recordar todo lo sucedido cuando era apenas un niño de trece años, tuvo que ser despertado por YeonJun, quien le preguntó si estaba bien.

—Estoy bien. Solamente me quedé pensando.

—Beom, encontraron un arco y parece que es de TaeHyun. —Dijo YeonJun—. Velo por ti mismo.

BeomGyu asintió y un guardia le enseñó el artefacto con sus flechas incluidas. Recordó la vez que TaeHyun le enseñó su arco y como usarlo, era ese, era de TaeHyun...

Sus flechas también eran de él...

—Son de TaeHyun...

—Parece que llevan días aquí, están todas llenas de moo y suciedad. —Dijo YeonJun—. No debemos estar muy lejos entonces...

—¡Majestad! —Gritó otro guardia—. Encontramos rastros de que alguien fue arrastrado junto a unos cuerpos en estado putrefacto.

BeomGyu se acercó con su caballo para verificar si era cierto. El olor era insoportable.

—Lleven los cuerpos, alguien debe reclamarlos. —Ordeno BeomGyu—. Los demás, sigan el rastro.

Todos hicieron caso y empezaron a seguir el rastro hasta llegar a un lugar un poco más alejado del olor a putrefacto que habían olido hace apenas unos minutos. El rastro había desaparecido.

Habían varios caminos por tomar.

—Que unos vayan al norte y unos al oeste, yo iré al este. —Dijo BeomGyu—. YeonJun irá conmigo, cualquier cosa, tienen como avisar. Nos vemos en veinte minutos.

Asintieron y se separaron.

BeomGyu y YeonJun empezaron a guiar a los caballos hasta el este. BeomGyu tenía una corazonada y sentía que TaeHyun estaba más cerca de lo que pensaba.

Quería encontrarlo, de verdad quería hacerlo.

A continuación, todo lo que leerán será tiempo después de que encontraron a TaeHyun.
Si, afortunadamente está vivo, sólo que en un estado grave.

Cuando BeomGyu lucho para a TaeHyun de las garras de ese desgraciado, tuvo que matarlo. Y literalmente fue un accidente el querer hacerlo, porque sus planes no eran esos.

Cuando BeomGyu dió con TaeHyun, este estaba amarrado a una silla, su cuerpo se veía desgastado, ensangrentado, maltratado, se notaba que estaba a punto de desmayarse por la falta de alimento y hidratación durante el periodo de días que estuvo encerrado aún ver la luz del día o escuchar la voz de una persona.