Cuando TaeHyun entró con cuidado y ayuda de BeomGyu al cuarto, este lo dejó quieto en un lugar en específico.
TaeHyun diría que tiene miedo de lo que sea que tenga preparado BeomGyu, pero no lo demostraría directamente, no se mostraría sumiso ante él.
—Ya te puedes quitar la venda. —Avisó BeomGyu—.
TaeHyun alzó sus brazos para desamarrar el nudo de la venda y quitarla de sus ojos, topandose con algo que no se esperaba ver.
El cuarto estaba dividido en dos partes, una parte era de BeomGyu y la otra era como le gustaba.
BeomGyu había dividido el cuarto para ellos dos.
—Yo sé que puede sonar muy pronto... Pero quise unir nuestros cuartos y empezar a dormir juntos, claro que por separado, tampoco quiero que pienses que soy un aprovechado. —Dijo nervioso—. Tarde un poco en hacerlo, pero recibí ayuda y acabé más pronto de lo programado... Así que, ¿qué dices? ¿te gusta?
—¿Por qué?
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué haces todo esto por mí?
—Te he dicho una y mil veces TaeHyun... Me gustas. —Dijo—. Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para poder estar bien contigo.
—¿Por qué conmigo?
—Eres el único que no se aprovecha de mí y lo que tengo.
TaeHyun recordó lo que dijo la madre de BeomGyu el día que habló con él.
—Y soy masoquista. —Dijo BeomGyu—.
Eso explica muchas cosas. Pensó TaeHyun.
—Me gusta estar contigo a pesar de que me trates como los caballos tratan a las personas que les caen mal y los patean a su excremento. —Dijo BeomGyu—.
—Okey, eso suena asqueroso. —Dijo TaeHyun—.
—Pero el punto es... Que yo sé que hay alguien dulce en ese corazón lleno de telarañas. —Lo miró—. Y yo quiero ser el que limpie ese vacío que tienes.
TaeHyun se quedó callado. Nadie nunca en su vida había tenido el valor de decirle palabras tan dulces y lindas.
La última vez que alguien gustó de él, le dijo cosas que de verdad de hirieron y por esa misma razón juro nunca ser amoroso con nadie.
—¿Dije algo algo malo o por qué te quedaste callado? —Pregunto BeomGyu con procuración—. Si es así, lo siento...
—No, no dijiste nada malo... Esta vez. —Dijo TaeHyun, sorprendido de lo que había dicho—. Sólo que... Nadie me había dicho esas palabras... Normalmente me golpean al ser muy brusco y hasta me dicen cosas que antes me dolían, pero ahora estoy acostumbrado a escuchar.
BeomGyu solamente asintió:—Estamos parejos.
TaeHyun entendió porque lo decía. Rascó su nuca nervioso.
—Mi prioridad ahora es no hacer nada que te moleste y me dejes colgado del pico del castillo.
TaeHyun sonrió:—No creo que lo haga de ahora en adelante.
Cuando TaeHyun era un niño, su padre le enseñó todo lo que un cazador hacía o empezaba a hacer desde muy joven. Era una tradición familiar.
Los hombres en la familia hacían el trabajo peligroso mientras que las mujeres se quedaban en un lugar seguro para que no les pase nada malo.
De todas formas, las mujeres de la época corrían mucho peligro y era un riesgo que una ande sola, más en la noche.
Cuando Ni-Ki y Lia nacieron, TaeHyun prohibió a su padre enseñarle lo que le enseñó a Ni-Ki siendo aún un niño de cinco años. TaeHyun no quiere que su hermano se empiece a arriesgar al exterior tan joven y con tanto peligro para niños pequeños ahí afuera.
Sakura aprendió a cazar debido a su abuela. Pero su padre le prohibió salir sola.
Y todo era tradición en cada familia.
—Es muy difícil lanzar flechas, TaeHyun. —Se quejó BeomGyu por décima vez—.
—Todo es difícil en esta vida, BeomGyu. —Dijo TaeHyun, sentado en una silla con una sombrilla arriba de él y su jugo de naranja natural en su mano—. Si quieres aprender, tienes que tener el coraje.
—Pero tú empezaste desde pequeño, no se vale. —Hizo berrinche—.
¿Tan berrinchudo es? Pensó TaeHyun, mirando como BeomGyu lo volvía a intentar.
—Te dije que solamente se manejan tres dedos. —Dijo TaeHyun, levantándose con cuidado para ir hacía él—. Mira, recuerda lo que te dije.
—¿Qué me dijiste?
TaeHyun en ese momento le quería pegar un zape de tan bruto que era.
—No tienes que ser experto con el arco, solamente déjate soltar y deja que el arco te guíe, no te olvides de apuntar bien para que esta te pueda seguir, ten un poco separadas las piernas y utiliza tus tres dedos de enmedio para jalar y lanzar. —Repitió—. Inténtalo.
TaeHyun se alejó un poco para que BeomGyu pueda concentrarse mejor.
BeomGyu suspiró y hizo todo lo que TaeHyun le ordenó hace unos momentos, ya en posición, tomó aire, apuntó y disparo, haciendo que esta vez, la flecha no se vaya de lado sino directo al centro de la madera.
—¡Eso es! ¡Lo logré! —Celebró BeomGyu, intentó abrazar a TaeHyun—.
—Distancia.
—Oh... Lo lamento, fue la emoción del momento... —Dijo rascando su nuca—.
—Hazlo de nuevo. Tienes que acostumbrarte a hacerlo.
BeomGyu asintió y se puso de nuevo en posición.
TaeHyun se sentó de nuevo, viendo como BeomGyu seguía practicando.
Mientas que la madre de BeomGyu veía todo desde el balcón de su cuarto con una sonrisa.
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𝐏𝐫𝐢́𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐠𝐮. [𝐁𝐞𝐨𝐦𝐇𝐲𝐮𝐧]
Poetry[🏹] «Dicen que todo príncipe necesita de una princesa para ser feliz. Pero BeomGyu no estaba de acuerdo con eso, él no quería una princesa, quería un príncipe, sí, un príncipe, un chico que lo haga feliz durante su período de Príncipe Leal. ¿Qué pa...