Espías Por Accidente

>Capitulo 8<

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Martes. 23 de noviembre
-11:00am-

Hace más de medio mes, los adultos volvieron a ser niños. Aunque gracias a nuestros esfuerzos pudimos salvarles y hacer que todos volvieran a ser como antes. Durante la semana siguiente, nuestra ciudad, al igual que todas las que habían sido afectadas,  volvían poco a poco a la normalidad. Las calles fueron recogidas, limpiaban los comercios, la gente volvía a salir... Poco a poco todo recuperaba su normalidad.

En cuanto al parque, solo sabemos que terminó cerrando. Por suerte, me devolvieron mi mochila por correo tras se la pedirla. La policía lo tiene custodiado y están empezando a desmantelarlo. Hay muchas teorías sobre cómo fueron salvados. Algunas dicen que los autores, que aún están en paradero desconocido, decidieron rendirse, otros que sería un fallo del sistema... Pero ninguna especulaba que eran 5 adolescentes, lo cual, por una parte me hace sentir bastante agradecida, ya que sigo manteniendo mi perfil bajo.

En fin, aquí estamos de nuevo, en el instituto, o como yo prefiero llamarle, el infierno 2.0. Aunque ahora de infierno tiene poco, porque hace más frío en las aulas que en el Polo Norte. Sí, ya ha llegado el invierno, y lo que más odio de todo. Para mí, el invierno es para estar en casa, calentito, con una mantita, un chocolate y viendo anime. Y no aquí, muriéndome de frío, en una silla dura como una roca, oyendo 6 horas a unos profesores, que lo único que tienen de interesante es su sueldo.

Bueno, algo de lo que sí me alegro, aún en estas fechas, es que volvemos a estar algo más unidas. Parece ser que salvar el mundo nos unió. Ahora ya repetan los días de quedar todas para comer, salimos todas juntas del instituto, aunque luego cada una se desvíe para un lado, y no quedamos, porque hace mucho frío fuera.

—Vamos Ángela, te estás quedando medio dormida en el asiento— dijo Rosalía. Ella me comenzó a mover un poco. Ya había tocado la campana, e íbamos a almorzar con las demás a la cafetería. Hoy era uno de esos días en los que íbamos todas.

—Lo siento. Yo con el frío no funciono tan bien— dijo Ángela. Me froté los ojos y me estiré un poco, me levanté de mi asiento. Tomé mi bocadillo y seguí a Rosalía.

Caminamos por los pasillos llenos de gente y fuimos al edificio principal, en donde estaba la cafetería. Elegimos una mesa vacía, para que no nos la quitasen, y nos sentamos a comer. Irache y María no tardaron en llegar. Ari si tardó algo más.

—Uf qué frío hace fuera. Menos mal que aquí se está calentito— dijo Ari mientras se sentaba al lado de Maria, en la mesa del comedor.

—La verdad es que aquí se está mejor que en clase— dijo Rosalía

—Totalmente de acuerdo— dijo Ángela— Nuestra clase más que una clase parece el Polo Norte

—Si, escatiman poco gasto en calefacción— dijo María— Si pudiera, yo me quedaría todo el día en la cafetería

—Bueno, con eso tuvimos unos días de vacaciones— dijo Ariadna

—Si con vacaciones te refieres a dos días, es un poco deprimente— dijo Maria

Las chicas charlaban animadamente mientras comían. A su mesa, llegaron Lorena y Malú buscando a Irache.

—Hola Irache, ¿Podemos hablar contigo un segundo?. En privado— dijo Lorena

—Si— respondió Irache y se levantó. Ellas alejaron un poco de nosotras

—Pero hablad aquí delante, si luego nos lo va a contar— dijo Maria, pero le ignoraron.