>Capitulo 13<

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Viernes. 11 de marzo
-9:00am-

—Debido a la posición de la cámara no podemos ver quiénes son los que están en el auto, pero la placa identificativa es de la agente Lapis. Sabemos que le pasó algo— dijo Nube

—Esta noche, el señor Lavosier celebrará una fiesta para la gente rica que desee invertir en empresas de tecnología. Os colaremos dentro para que podáis buscar a Lapis. Ángela y David irán como una pareja rica que va a invertir mucho dinero en una empresa tecnológica y al resto como  parte de los camareros del catering— dijo Lagarto

—Oi, ¿¡como eso de pareja!?— dijo Ángela algo enfadada

—Lo siento, pero la gran mayoría de la lista son pareja, es para no destacar— dijo Nube

—Teneis más detalles sobre los papeles que interpretareis en el teléfono. Os mandamos también la dirección de un amigo de la COA en París. Él os dará los trajes a medida— dijo Lagarto

—Gracias chicas. Os contaremos algo más tarde— dijo Rosalía. Ella colgó

—Así que camareras, ¿eh?. No suena mal— dijo Irache

—Y nosotros, a fingir que somos pareja— dijo David

—Parece que el mundo os destina— dijo Maria mientras se reía.

—¿Acaso quieres morir?— dijo Ángela. Ella se dejó de reír al ver su mirada. Los datos necesarios llegaron al teléfono— Vamos a por los trajes.

El equipo abandonó el hotel y tomaron un taxi que les llevó a la dirección. La dirección nos llevó a una tienda de ropa. El escaparate tenía varios vestidos de fiesta. Cuando entraron un pequeño timbre sonó. Se veía un lugar lujoso

—Buenos dias— dijo Ángela

—Buenos días, bienvenidas— dijo la mujer del mostrador sin apartar la vista de los papeles que tenía. Esta mujer tendría unos 50 años. Las chicas se acercaron al mostrador

—Buscamos al señor Paulo, ¿sabe donde está?— dijo Rosalía

—Para que lo quieren— dijo la mujer

—Somos de la COA— dijo Ángela. La mujer dejó a un lado los papeles y les miró por primera vez en la conversación. Se acercó a la puerta y volteó el cartel, poniendo lo de cerrado hacia afuera.

—Síganme— dijo la mujer. La seguimos a través de una puerta. Pensamos que daría a un almacén, pero no, nos llevó a una sala lujosa y moderna, con un sofá blanco, una alfombra negra y vestidos a ambos lados. Además de un par de probadores con cortinas rojas. Allí había un hombre que no llegaría a los 40, solo con pelo por los lados. Vestía extravagantemente— Son ellas Paulo

—Un placer jóvenes. La señorita Nube me informó de su llegada— dijo Paulo— Veamos, me dijo que necesitában dos trajes de fiesta y 4 de camareras. Díganme, ¿quiénes son quién?

—Él y yo vamos de fiesta y el resto de camareras— dijo Ángela mientras señalaba a cada uno

—Bien, Fenicia atiende a ellas y yo me ocupó de los jóvenes de fiesta— dijo Paulo. Cada uno fué para una fila de ropa y empezó a buscar en ella

Tras un rato Paulo sacó un vestido negro y un traje también negro y nos mandó a probarnoslo. La primera en salir fué Ángela. Para variar, le quedaba grande, especialmente por la zona de arriba. Y supuestamente era un vestido ajustado

—Esto es bastante deprimente— dijo Ángela. David salió del probador. Se veía guapo con el traje. Y le estaba bien, a diferencia de mi.

—Valla, acabamos rápido con el señor— dijo Paulo

Espías Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora