>Capitulo 25<

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Aún dentro de lo que cabía, era bueno. No habían tenido que pasar toda la semana de vacaciones de misión y rezaba para que no tuvieran ninguna más y así poder descansar. Esa mañana Ángela se levantó tarde, sobre las 10am. Pasó la mañana haciendo algunas tareas domésticas y, por la tarde, quedó con sus primas para dar una vuelta. Echaba de menos esos paseos hasta el atardecer, que, aunque se volvieron más frecuentes desde que son espías, los exámenes y trabajo escolares lo impedían

El resto de las vacaciones las pasó descansando, jugando videojuegos, viendo anime y dormiendo mucho. El 18 de abril volvieron a las clases. Sin mucho ánimo.

—Aún queda 1 hora. No puedo más— se quejó Ángela mientras colgaba su mochila en la silla y se dejaba caer pesadamente. Había llegado de su clase de biología. Las clases del lunes siempre eran mortales para ella y más si habían tenido vacaciones antes

—Vamos, no es para tanto. Es inglés, no haremos nada— dijo David

—Ya, pero estaría mejor en casa— dijo Ángela

El profesor acabó llegando, y como siempre, empezó hablando de todo menos de inglés. A los 15 minutos de clase, unas chicas tocaron en la puerta. Una tenía el pelo rojo brillante, teñido, era alta y se llamaba Sheila. La otra chica tenía un velo en la cabeza, era musulmana, no conocía su nombre. A la primera la conocía, por su color de pelo llamativo. Todos hablaban de ella.

—Perdón maestro, te robamos unos minutos— dijo Sheila

—Sin problema— dijo el profesor de inglés

—Bueno, nosotras somos Sheila y Nayala y este año estamos organizando un torneo de fútbol en los recreos— dijo Sheila— Es por si os queréis apuntar, también pueden las chicas.

—Si, nos apuntamos— dijo Jose Luis. Todos los chicos parecían de acuerdo. Laura sacó un papel de su libreta para anotar los nombres.

—¿Podemos ir todos juntos o hay que partirnos?— preguntó Alex

—Es fútbol 7— dijo Nayala

—Entonces juntos, no damos para dos equipos— dijo Francisco

—Levantad la mano los que os apunteis— dijo Laura, delgada de clase. Casi todos los chicos levantaron la mano y ella empezó a anotar— A ver si estáis todos: José Luis, Alex, Ángel, David, Daniel, Juanma y Francisco

—Las chicas también pueden jugar— recordó el profesor

—Eso, si queréis meteros, que somos justos y algún cambio tiene que haber— dijo Alex

—Tienes que jugar Ángela— dijo David y se giró para mirarle

—No se yo, eh— dijo Ángela. No es que me haya dejado de gustar el fútbol, me gusta, pero no me agrada tener que jugar delante de tanta gente y encima ser la única chica del equipo. Eso haría que todas las miradas fueran para mí. Si algo sale mal seguro me la cargo.

—Eso, que tu eres muy buena— dijo Óscar

—¿Negociable?. Haré lo que sea— preguntó David. Ángela suspiró. En qué pensaba, soy la Agente Amarillo, espía de la COA, no fallaré y que más da si me miran, sería el momento perfecto para lucirme y dejar de ser invisible.

—Esta bien. Apuntadme a mi también— dijo Ángela

—Entonces ya está. Automáticamente hemos ganado— bromeó Víctor. Los chicos de su grupo que la habían visto jugar se rieron.

Espías Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora