Capítulo 01

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"Peligrosa atracción"

Chiara Morelli

Cierro la cremallera de la maleta con ayuda de Adriano. Bajo la maleta de la cama y me aferro a la manija con fuerza. Miro con nostalgia el que ha sido mi dormitorio desde que me mudé a una de las grandes casas de la urbanización. Todo está pulcramente ordenado y limpio, no me considero una maniática del orden, pero encuentro cierto grado de satisfacción en tener las cosas en su sitio.

Adriano pasa la mano un par de veces por la colcha de mi cama alisándola, quitando cualquier arruga que la maleta haya podido dejar. Murmuro un escueto gracias. Él sabe lo mucho que me gusta que quede las sábanas bien estiradas y más si va a pasar mucho tiempo hasta que me vuelva a tumbar en ellas.

Observo mi vestidor medio vacío, prácticamente toda mi ropa se encuentra guardada en mis maletas. Sí, maletas, llevo como cinco maletas y dos mochilas de mano. Si voy a pasar todo el verano fuera de mi hogar quiero tener todo lo que pueda necesitar a mano y evitar venir a menos que sea estrictamente necesario.

Un último vistazo a mi dormitorio hasta detenerme en Adriano.

— No sé qué clase de hechizo hizo Gabriella, pero la voy a matar por ello. — Su broma tiene un deje de tristeza y no puedo culparlo, yo también me encuentro triste aunque muy emocionada por marcharme.

— Antes de matarla darle un abrazo de mi parte, estoy super agradecida por ello. Aunque como todo trato, tiene sus ventajas y desventajas.

Adriano no sabe la larga y profunda conversación que tuve con mi padre el otro día, y espero que siga así. Me dedica una mirada confusa, pero no dice nada al respecto, ante todo es un profesional que sabe cuál es su lugar.

— Pues disfruta de tus ventajas, que ya tendrás tiempo de ocuparte de lo demás.

Sonrío y extiendo mis brazos fundiéndome en un cálido abrazo con mi guardaespaldas.

— Te echaré de menos.

— No tanto como yo, ahora me dejas aquí solo con la lunática de Gabriella.

Nuestras risas se detienen cuando el ligero sonido de mi puerta empujándose nos interrumpe. Me separo del fuerte cuerpo de Adriano para ver al nuevo intruso en mi dormitorio. La melena castaña de Gabriella se revuelve cuando corre hacia mí.

— Estaba haciendo unos recados cuando Adri me avisó, pensé que no me daría tiempo a llegar. — Noto como cada vez llega menos aire a mis pulmones por el agarre mortal que está haciendo en mi cuello.

Palmeo su espalda.

— Me ahogas. — Jadeo.

— Lo siento, son los nervios. — Atrapa mis manos y me mira. — No me creo que te marches.

— Yo aún tampoco, pero voy a volver, dentro de unos meses. — Suelto una de mis manos para atrapar la de mi otro guardaespaldas. — Ahora vosotros tenéis que aprovechar y descansar. Tomaros unas vacaciones, yo misma se lo diré a mi padre si hace falta. Os las merecéis también.

— ¿Vacaciones?

La mirada confusa que se dedican provoca una pequeña carcajada, atrayendo su atención de nuevo.

— Sí, vacaciones. Sé que desde que os asignaron mis guardaespaldas, allá cuando tenía 12 años, no habéis descansado ni un solo día. Por eso mismo, tenéis derechos a pasar este verano en la mejor playa de Italia, o de cualquier otro país, y dejar de estar las veinticuatro horas del día en alerta.

Vuelven a mirarse. Los ojos de Gabriella brillan, no sé si por emoción, por tristeza o por ambas.

— No sé, siento que si nos vamos es como abandonarte a tu suerte y yo jamás haría eso, eres como mi hermana pequeña, Chiara. — Una lágrima se desliza por la mejilla de Gabri dejando el rastro húmedo. — Tengo miedo de que sí te dejamos sola, alguien te haga daño y nunca me lo perdonaría.

Mafia Italiana | Herederos 2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora