"Caracola de mar"
Gian Mancini.
Los días pasan volando. Estar con Chiara es la mejor sensación del mundo. Desde el sábado que volvió, apenas he podido estar despegado de ella, incluso en el trabajo me ha acompañado más veces de las que mi superior permite, pero, ojos que no ven, corazón que no siente.
Mi hermana se ha mudado definitivamente a la casa de Carlo, ocupando la que era mi antigua habitación, y la reciente habitación de Chiara. Mientras que la pequeña de los Greco se ha acomodado en mi cama.
No sé qué cambió de la noche a la mañana. Tal vez cuando todo se asiente, pueda preguntarle qué es lo que sucedió en Sicilia para volver más liberada, pero por ahora, temo cagarla si abro la boca.
Preparo mi mochila para el día en barco que ha organizado mi hermana. Cómo tradicional miércoles, estamos listos para quedar, pero para cambiar un poco la rutina, se ha decidido alquilar un pequeño yate para pasar el día. Carlo tiene su competición dentro de un par de días y por nada del mundo quiere lesionarse antes de su exhibición en una de las mayores competiciones del país, en otra ocasión habría montando un pequeño berrinche, pero últimamente está tan decaído con el surf que le pareció hasta mejor idea pasar el día en un barco.
Respondo un par de mensajes del trabajo. El ambiente en el edificio es un tanto tenso, ya que se acerca el día del traslado de Caruso, y nadie se atreve a confiar lo suficiente en los demás. Los traslados son arriesgados y más cuando se tiene a la mafia de por medio.
Confirmo a mi jefe la asistencia a la reunión para el traslado del próximo día y guardo el móvil cuando veo aparecer a Chiara por la puerta de mi habitación. Sonríe, y se deja caer en el colchón, agitando su hermosa melena rubia a su paso. Su colonia a la que ya debería de haberme acostumbrado, danza hasta mis fosas nasales donde tomo una gran bocanada de aire, embriagándome de ella.
Esta jodida chica es tan adictiva.
— ¿Ya estás listo?
Niego con la cabeza. Me inclino hacia ella y beso sus labios con delicadeza.
— Ahora sí.
Se ríe, negando con la cabeza antes de levantarse.
— Será mejor que nos vayamos, los intensos de nuestros hermanos están pitando desde hace cinco minutos en la calle. No me extrañaría que apareciera la policía por quejarse algún vecino.
Agito la mano.
— Nah, están acostumbrados. Llevan años aguantándolos.
Bajamos y tras comprobar que todo está en orden, cierro la puerta. Visualizo el Jeep de Carlo aparcado enfrente de mi puerta. La ventanilla bajada y su mano presionando el volante, el claxon mientras Bianca habla a voces con él.
Me entra curiosidad cómo será su convivencia juntos. Sin duda, son los dos unos puros nervios y bromas absolutas.
Cuando mi hermana nos ve, golpea la mano de Carlo para que deje de tocar el claxon, y este se gira a mirarnos.
— ¡Ey! Ya era hora, me estaba aburriendo. — Comenta mi mejor amigo tras saludarnos con un saludo de manos que llevamos haciendo desde que éramos unos críos.
— Pero si te estaba hablando de...
— Pues por eso mismo, porque estabas hablando demasiado.
— Serás... — Lo golpea con su bolso antes de cruzarse de brazos y mirar hacia delante.
Carlo se ríe y le pincha con su dedo el brazo, repetidamente hasta que esta se gira furiosa.
— Oh vamos, era broma.
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Mafia Italiana | Herederos 2 ©
Romance**Libro 2 de la saga "Herederos". El primer libro está completo en mi cuenta.** Pertenecer a la mafia italiana tiene sus consecuencias y Chiara Morelli las conoce. Por acuerdos del pasado, la heredera de la mafia italiana tendrá que casarse, anuland...