Capítulo 17

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"Amadea Greco"

Chiara Morelli.

Mi hermano y Francesca milagrosamente habían conseguido hacer las paces ese día entero en el barco, lo que provocaba la increíble sonrisa cargada de felicidad que llevaba a todas horas. Lo observo caminar por el salón como si estuviera haciendo un anuncio dental.

Me alegro de que por fin hayan podido volver a ser los de antes, no solo por ver cómo la tensión y la tristeza de mi hermano ha desaparecido, sino porque también extrañaba a Francesca. Ahora entiendo las palabras de todos en los primeros días con ella, es verdad que al principio es complicada, pero luego la conoces y la entiendes. Luego, es difícil dejarla ir.

Por otro lado, otra gran parte de su felicidad, también se podría deber a que acababa de ser proclamado campeón como el mejor surfista del país. Aún estábamos celebrando su victoria desde ayer. Los demás y yo estamos sentados en el sofá mientras él nos cuenta con pelos y señales todo lo que sintió mientras surfeaba la última ola, como si no hubiésemos estado allí ninguno de los presentes. Nótese la ironía.

Se deja caer junto a Francesca en el sofá, donde por primera vez desde que la conozco, puedo ver una genuina sonrisa mientras mira a mi hermano. Aunque es inevitable, todos los presentes lo observamos de la misma manera. Su felicidad nos llena de orgullo al ver como consigue todos sus objetivos.

— Y entonces la ola comenzó a cerrarse y pensé que me arrastraría con ella, pero bum. — Choca sus palmas con efusividad. — Saqué mis dotes marinos y conseguí llegar al final antes de terminar sepultado por el agua.

Nos reímos como si fuera la primera vez que nos lo cuenta. Incluso aunque la ola lo hubiese arrastrado bajo el agua, estaba super claro que el ganador iba a ser él, y no porque sea mi hermano, pero sin duda era el mejor con diferencia.

— Te lo dije. — Dice Bianca. — Eres el favorito de Poseidón y ya te has podido dar cuenta. Eso era imposible sin la ayuda de él.

Carlo toma un cojín y vuela con fuerza hacia el rostro de Bianca.

— De eso nada. Fue todo obra mía. Le voy a tener que quitar el puesto a Poseidón y ser yo el dios de los mares.

Ruedo los ojos. Mi hermano y su obsesión con el mar.

Me levanto cuando el timbre suena. Bianca comienza a reírse como loca.

— Ojalá y sea la madre del tercero. — Ojalá y que no. — La he visto cuando venía y le he dicho que habías ganado, así que le he sugerido de forma disimulada que subiese a felicitarte. ¡Ah! Y te he conseguido nuevos alumnos... ¡Sus hijos!

Le lanza el cojín de vuelta a mi hermano. Se incorpora mientras mira horrorizado a Bianca.

— Gian te has quedado sin hermana.

Salgo del salón cuando el timbre vuelve a sonar. Esto va a ser una locura como de verdad se encuentra la madre del tercero detrás de la puerta.

Abro la puerta con lentitud examinando poco a poco lo que hay detrás. Cuando no veo niños presentes, la abro del todo. Mi corazón se detiene cuando mis ojos chocan con unos idénticos a los de Carlo.

Sabía que en algún momento de mi estancia en casa de Carlo, coincidiría con ella. Lo sabía, una parte de mí sentía que el destino me jugaría una mala pasada, porque teniendo en cuenta todos mis antecedentes, era algo inevitable. Pero, por un momento, llegué a pensar que no sucedería. Quedan pocos días para que todo se vaya a la mierda y pensé que podría evitar esto.

Fallo mío.

Mi cuerpo está paralizado. No sé muy bien qué hacer o qué decir. Amadea Greco, la mujer que me dio la vida, se encuentra delante mía después de veinte años sin verla, después de no tener ningún recuerdo vívido de ella porque me abandonó cuando era demasiado pequeña para tener uso de razón.

Mafia Italiana | Herederos 2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora