Capítulo 12

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"Mensajes"

Chiara Morelli

Cruzo las verjas de mi urbanización justo cuando el sol comienza a ponerse. Saludo a algunos de los miembros de mi familia, y sigo la carretera hasta detenerme en la mansión de mi padre. En un principio había pensado en ir directamente a mi casa pero tras lo sucedido por la mañana, necesito las largas charlas sin sentido con mi padre en el balancín.

Tras llamar a la puerta, me recibe la sirvienta de mi padre.

— Señorita Morelli, que alegría tenerla de vuelta. — Me da dos alegres besos en las mejillas. — Su padre le ha echado mucho de menos, verá que alegría le das al verte. Está ahora mismo cenando, ve y sientese con él, ahora mismo le preparamos un plato para usted.

— Gracias Eleonora.

Avanzo con rapidez hacia el comedor hasta que vislumbro a mi padre sentado en una silla alrededor de la mesa, con un plato de comida frente a él. Solo ha pasado un mes desde que me marché, pero sin embargo parecen años. Mi padre se le ve más delgado, y aunque sigue luciendo joven para la edad que tiene, se le ve muy cansado.

Entonces Angelo aparece en mi mente.

Desde hace años Angelo trabaja codo con codo con él, y cuando no, yo los ayudo a ambos. Ahora en estas semanas, él ha estado solo dirigiendo todo un imperio que parece tambalearse desde los cimientos.

Me reprimo mentalmente por ser caprichosa y no ver que este es mi lugar. Junto con mi padre y su negocio ilegal. Que las vacaciones que he decidido tomar voluntariamente, solo perjudican a mi familia.

Angelo tiene que volver lo más pronto posible a la familia, y con él, también regresaré yo.

— Papá.

Como a cámara lenta, sus ojos se levantan del plato de comida hasta visualizarme parada en la puerta. Deja caer el cubierto con un sonido sordo y se levanta con rapidez hasta llegar hacia mí.

— Lucecita. — Me estrecha en sus brazos. — Qué sorpresa, hija. No te esperaba aquí.

— Decidí adelantar mi viaje un día. — Nos separamos y escaneo su cuerpo ahora más de cerca. — ¿Es que has dejado de comer? Te ves mucho más delgado, papá.

— Hay tanto trabajo que apenas he tenido tiempo estas semanas de sentarme a comer, y cuando tengo tiempo, no tengo hambre. — Agita su mano restándole importancia. — Ahora dime, ¿Por qué no me has avisado de que vendrías antes? Avise a Gabriella y a Adriano para que vinieran mañana, y ya habían pensado en cómo organizar una fiesta de bienvenida con todos.

— Ups, pues le he gafado la sorpresa, pero no importa, realmente no tengo el ánimo para las fiestas.

Cuando Eleonora aparece nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer mientras mi padre comienza a preguntarme sobre mi estancia con Carlo. Relato todo lo sucedido en estas semanas con una gran sonrisa y sin poder evitar ver como la felicidad se derrama por cada poro de mi piel.

— Te ha sentado bien ese viaje. — Comenta.

— Es lo mejor que he podido hacer, y aunque me encantaría que estuvieras tú también disfrutando del verano sin problemas a nuestras espaldas, sé que no puede ser. — Angelo y todos los problemas con los federales cruzan en mi cabeza, junto con el estado deteriorado de mi padre. — Pero papá, cuando me vuelva a ir, vamos a repartir el trabajo a medias. No vas a quedarte tú solo gestionando todo esto, y además, tenemos que idear un plan efectivo para sacar a Angelo.

Hace años, cuando la Cosa Nostra prosperaba y mi padre la gobernaba, podía con todos y con todo. Ahora mi padre ya no es el mismo de antes. Ahora Felippo Morelli, es más mayor, está más desgastado por el paso de los años y las innumerables batallas que ha peleado. Ya es el momento de que mi padre comience a cederme de forma permanente las riendas de nuestro imperio.

Mafia Italiana | Herederos 2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora