Posesso

29 3 0
                                    

La risa de Zabini creció hasta volverse enloquecidas carcajadas burlonas que estallaron en el corredor.

Estupefactos ante aquella demencia, la castaña y Snape casi se paralizaron y empeoró cuando Blaise giró hacia ellos.

Donde debían estar las facciones de Zabini, se reveló la gesticulación socarrona, la cara burlona y sádica de Bellatrix Lestrange, lanzando una larga risa de hiena.

Hermione dedujo, con escalofrío:

-¡Se muestra, porque de algún modo se dio cuenta que sería descubierta!

No supo cuánta razón tenía.

Hacía un momento Zabini había oído la discusión entre Pansy y Theodore. Por eso el ente invasor en su cuerpo comprendió que al reconstruirse los hechos, Nott recordaría la pregunta sobre quién empezó el Fiendfyre y la respuesta de Zabini: No fueron Pansy, ni Granger.

Y vendría la pregunta de Pansy: ¿cómo lo sabes, Blaise, si yo ordené a todos ustedes salir de la torre? No estabas ahí para ver nada de eso.

Zabini comenzaría a enredarse, pues podría decir que se quedó para cuidar a Parkinson, pero Nott recordaría la tremenda tos de Zabini afuera de la torre, que lo llevó a ser atendido.

Lo que se podría llamar producto de la lealtad, esa tos, también se entendería como que pasó tiempo lanzando el fuego diabólico, luego el Desmaius a las dos chicas y por fin asegurándose de dejarlas cerca del peligro mortal...

Ya con esa sospecha, el Ministerio tendría motivo para indagar los últimos hechizos de Blaise.

Y Snape aplicaría más poder para rebasar la barrera oclumántica de Zabini, para descubrir que no había tal, sino que era...

-¡Malditos bastardos sangresucia! –rugió la Lestrange, con odio feroz.

Pansy habría bajado con Nott usando magia y avisaría a sus prefectos que Granger estaba arriba, porque llegarondiez, pero a tiempo de asombrarse por aquella presencia pasmosa y frenética.

-¡Pero no estoy sola! -se burló.

Impactados, sin preguntar, todos le lanzaron hechizos que golpearon contra el muro arrancando polvo de piedra, pues Bellatrix se convirtió en una columna de humo negro que giró, acelerando y atrayendo aire y objetos hacia sí.

El grupo se resistió al tirón, entre cabellos y túnicas agitadas.

Snape, cuya mente trabajaba a velocidad para identificar aquella maldición, dijo en voz alta para hacerse oír en el rugido:

-¡No es Bellatrix en persona, es su espectro y ocupa la varita del tonto de Zabini!

Hermione se resistía al viento, que hacía chirriar sobre el suelo las patas de pesadas sillas jaladas por el tornado y entendió: La varita es parte de la bruja o mago. La presencia de ese espectro manejando a Zabini era una maldición variante del Imperius.

La corriente de viento negro se contorsionó sobre sí, despegando del suelo y lanzándose por el corredor como bólido, ante el que los presentes se hicieron a un lado como Hermione y Snape, o se inclinaron para evitarlo como los prefectos, que salvaron por poco cuando la forma siguió su trayectoria hacia el final del corredor, donde redujo su velocidad dispersando humo negro, para chocar con paredes y cobrar súbita velocidad de regreso dejando una línea de humo, pasando entre todos, zumbando y saliendo por la ventana del extremo.

-¡Esa maldición no la lanzó el espectro de Bellatrix! –jadeó Hermione- ¡Necesitó ser efectuada por un ser vivo, debemos tener cuidado de un cómplice de ella! ¡Vamos abajo, hará algo más, dijo no estar sola!

Cuando tu mirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora