Camaleón mecánico

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-Hermione –suspiró Harry, dando migas a la lechuza-, algo me dice que de esta sí no salgo.

-Esta vez tenemos apoyo.

La castaña trabajaba en el parque de los invernaderos, emboscada junto con Harry detrás de un bloque de lavandas muy crecidas y podadas, donde la semilla del Árbol de los Amigos había crecido como una espiga. Menos amistoso era el artilugio de Hermione, que en términos generales consistía en un globo multicolor sin inflar, unido por cuerdas a un artefacto mecánico-mágico con forma de esqueleto animal, de cuatro patas articuladas y un ojo cerrado de largas pestañas.

-Creo que ya está –dijo la chica, guardando el atornillador-, ven.

Salieron rápido y caminaron por un Hogwarts tranquilo, pues era domingo, llevando Harry la lechuza de la castaña y ella el artefacto en un maletín de madera.

-Déjame adivinar –sugirió Harry-. Vamos a la Torre del Director.

Hermione asintió:

-Obviamente. Esta vez el desafío es más urgente que poner celoso a una piedra con ojos. Él no sabe si tú y yo nos coqueteamos de verdad y eso le molesta, pero como sigue sin caer he abierto un nuevo frente de combate.

Harry asintió mostrándose de acuerdo para no despertar a la fiera, pero sin saber quién entre ella y Snape era más duro de entendederas. Esto tenía que pasar, siendo tan parecidos. Tenían una especie de lucha para ver quién cedía primero. Y él, Harry, reclutado en leva. O esclavizado por deudas. Luego del incidente en el aula vieja de DCAO sus explicaciones a Ginny habrían acabado mal de no ser por la intercesión de Hermione. Ahora Ginny , asombrada, emocionada y con la condición de cero arrumacos, le prestaba a Harry para la nueva misión.

El chico, tan emocionado como si fuera a una orgía de duendes, conoció el plan: Hermione traía una libreta con los planos del artefacto, armado por ella en desvelos, junto con los flujogramas de escenarios de reacción de Serpiente Maligna, nombre en clave de Snape, y de la respuesta de Leona Alfa, es decir, Hermione en persona.

Éste era uno de los escenarios planificados por la inteligencia de Hermione aplicada a una guerra de novios. Llegaron a la Torre del Director, se colocaron muy cerca del muro, la castaña liberó el aparato y lo colocó en el suelo, viendo a lo alto de la gran edificación de muchas ventanas y miradores amplios, donde al final se distinguía la ventana del despacho del sujeto de sus desvelos.

-Lo he estado pensando –caviló Hermione-. ¿Y si me engaña?

Harry parpadeó, estupefacto.

-¿Engañarte, Snape?

-Sí -ella entrecerró los ojos por el sol, asegurándose de estar en recta con la ventana de la oficina- Manejemos la hipótesis partiendo de la base clara de que me ama...

La lechuza aleteó. Herry se sorprendió un poco por el uso de la palabra.

-¿Amart...? –la mirada de ella lo intimidó y él asintió con convicción- Bien, bien, amarte, amarte, por supuesto, continúa.

Ella desplegó el globo sin inflar. Mechanica camaleonis, rezaba el plano sepia del grueso libro de donde copió el plano.

-... dado que me ama pero algo lo detiene, ese algo puede ser más grave que mis suposiciones. ¿Qué puede ser? Solamente otro amor, claro. Luego entonces me engaña.

-¿Cómo te va a engañar, si no son pareja?

-No seas aguafiestas, Harry.

Hermione adaptó al aparato la boca de un fuelle con frasco y lo accionó repetidamente hasta inflar el globo. El frasco adosado al fuelle debía contener una concentración de gas, porque al llenarse, el globo se despegó lentamente del suelo, momento en que ella soltó un encantamiento con la varita.

Cuando tu mirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora