Martilladora de Brujos

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Un hechizo estalló contra un árbol arrancándole astillas que cayeron sobre los de Hogwarts.

Bajo esa lluvia cortante, los cuatro respondían al ataque de Alecto, Macnair y Avery que estaban al otro lado del camino de losas, intercambiando centellas coloreadas que chocaban con fuego.

Los destellos revelaban los gestos de odio de los mortífagos, separados de los de Hogwarts por ese camino, pero unidos por los largos rayos quebrados que se enfrentaban.

-¡Harry! –advirtió Ron- ¡En esa pequeña colina está Snape!

No había tiempo de buscar, no había tiempo ni de voltear, por lo que Lupin respondiendo a los mortífagos con otros hechizos, gritó entre los brillos:

-¿Con nosotros o contra nosotros, Weasley?

Ron respondió algo inaudible, porque los ataques se sucedían sin parar iluminando el cementerio.

Resplandores revelaban estatuas torcidas con alas de murciélago, mostraban cruces celtas con inscripciones en idiomas olvidados, dibujaban efigies con formas de runas Tyr, Sowelu y Eihwaz, los rayos mostraban mausoleos de mármol cubiertos por runas que maldecían a quien tratara de abrirlos.

Hechizos desviados tocaban el suelo, levantando fuentes de chispas incandescentes y lanzando trozos de lápidas por los aires.

Remus intentaba protegerse los ojos alzando un poco el otro brazo. Merlín, somos más que ellos, pero los chicos son menos fuertes, no sé cómo saldremos de ésta...

Avery arrancó una lápida con un haz de su varita y la lanzó contra Harry, girando en bólido descontrolado con las peores intenciones, pero el chico la despedazó con un rayo y los fragmentos de roca salieron volando en todas direcciones.

Un estallido al lado de Ron desprendió un guijarro de mármol que le cortó una mejilla, pero no se dio cuenta, era tal la fuerza del duelo, donde Sirius intentaba hacerse oír para coordinarse mejor, cuando sucedió lo inesperado.

Un reventar brilloso tras los mortífagos hizo saltar piedras con tal fuerza que varias los golpearon en la cabeza y otras cruzaron el camino cayendo sobre Harry y los demás.

Todos voltearon.

Un hombre, una sombra venía corriendo entre los árboles, varita en mano en su brazo horizontal, silueta visible por un extraño brillo flotante a su espalda en ojo de sangre entre los encinos.

Avery, feroz, giró hacia el desconocido, atacándolo mortalmente sin perder tiempo.

De la varita del recién llegado, que corría, brotó un haz con poderío que detuvo el hechizo de Avery, haciéndolo estallar en fragmentos, rayo que siguió imparable, destrozando la varita del mortífago y alcanzándolo en la cara, que le reventó sin más, estrepitosamente, desplomándolo de tajo al suelo.

Los otros mortífagos lanzaron hechizos al que llegaba.

Los de Hogwarts quedaron tan asombrados que se detuvieron, sin bajar los brazos.

Un extraño brillo tono sangre en Luna de maleficio a espaldas de aquel hombre mostró sus largos cabellos removiéndose al correr, su capa ondeando y su absoluta determinación al responder a los mortífagos, llevando la varita de un lado a otro con rapidez sorprendente, repeliendo los hechizos, hasta que interceptó el de Alecto y lo desvió a Mcnair.

El golpe en McNair le dio de costado en reventar que lo alzó por los aires iluminado por la luz del hechizo, haciéndolo girar en brazos y piernas como aspas rotas, hasta que chocó de cara contra un árbol y después cayó a plomo, golpeándose contra una lápida, haciéndole crujir el cuello.

Grimorio para tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora