Grimorio para tu alma

Lucem Carceri

Hermione, preocupada, salió a una húmeda calle de Hogsmeade, enmarcada por habitantes que se apresuraban bajo una cúpula protectora, donde estallaban los hechizos mortífagos.

Había cerrado el grimorio y salido del bosque, pero el tiempo que demoró se había traducido en semanas en el mundo mágico, donde la situación había evolucionado.

Los habitantes se apresuraban en éxodo, porque la cúpula no iba a resistir demasiado.

Y Voldemort deseaba cobrarse con todos y cada uno de ellos.

El motín estudiantil de Hogwarts y su extenderse por las poblaciones, había obligado al Innombrable a atacar con mayor saña.

Se había vuelto una auténtica guerra civil. El Ministerio, colapsado, sin poder real. El Tribunal no sesionaba. Gringotts, de puertas cerradas. Aurores y otras fuerzas del orden, repartidas en intento de mantener la seguridad en localidades en guerra y caminos inseguros.

Hermione llegó a la Estación de Hogsmeade, sembrada de papeles y escombros. Una humareda que venía de lejos, ensuciaba el aire. Se encontró con Longbottom, que sin más le explicó la situación:

-Considerábamos tener bajo control la mayor parte –aclaró Neville, limpiándose cenizas del rostro-, pero cambió, el Innombrable parece haber incrementado su poder. Haz de cuenta una flecha que va al colegio apartando todo a los lados. La flecha es el innombrable y sus aliados.

La castaña se dio cuenta que el Maleficio surtía efecto. Todo lo que contenía parte del poder del Innombrable había sido tocado, y ahora agonizaba, pero como estrella apagándose, tenía un fulgor final.

-¿Aumentado su poder? No, no es eso –dijo Hermione, preocupada, viendo hacia el cielo gris–. Es su último destello, pero puede alcanzarle para llegar a Hogwarts y acabar con Harry.

-¿De qué hablas? –Neville se desconcertó, pero movió la cabeza, despejándose-. En fin, no quiero saber, de un tiempo acá parece ser que entre menos sabe uno, es mejor... Herms, abandonamos Hogsmeade, hay el problema que no todos pueden usar el hechizo de Aparición, necesitamos cuidarlos en lo que llegan al coleg....

-¿Snape? ¿Has visto a Snape? –quiso saber Hermione, repentinamente.

-¿Snape, qué importa? –Neville se desconcertó- Herms, hay heridos...

Al fondo, un grupo de Slytherin atiborraba el Expresso de Hogwarts con recursos de cara a un asedio. La castaña, angustiada, pensó en voz alta:

-Hay demasiado barullo en las mentes.... No distingo, es un alud, se crean imágenes caóticas, no logro escuchar.... Hay una barrera oclumántica, como si fuera a propósito para desviarme... Neville, debes decirme...

Los del Ejército que estaban ahí, llegaron corriendo con ella, que pareció no darles mucha atención.

Harry, Luna, otros la abrazaron emocionados. Lupin y Sirius llegaron a paso más tranquilo, justo cuando Ron lanzaba un reproche a la castaña:

-¡... Hermione, te pedimos apoyo! –tronaba el pelirrojo– Apareces y luego pasan semanas sin saber de ti, esperaríamos que hicieras algo...

La mirada de Hermione se inflamó.

-¡Tú no sabes nada! –gritó ella, explosiva– ¡Y lo que yo haya hecho, así fuera nada, es mucho más que tú! ¡Así que no me hables de hacer algo!

-Herms... –le pidió Harry, en voz baja- Serénate....

-¡No, tú serénate! –ella se le apartó- ¡Van a buscarme con ideas extrañas; primero, no me creyeron una palabra; segundo, no saben nada! ¿Y tercero, ahora me quieren salvar?