El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
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―Adelante ―Harry tragó saliva, al ver a un Louis de catorce años tan guapo― ¡Ah! Eres tú, maravilloso ―el omega rodó los ojos.
―Han pasado muchos meses ―el fresco olor del ahora omega estaba mareando a Harry, era como estar cerca de la playa, era como una brisa dulce sin llegar a empalagar. Le agradaba bastante.
―Solo vienes por ese estúpido trato que tenemos ―Harry levantó una ceja ¿Quién era ese chico? ¿Cómo era capaz de hablar así a su futuro esposo?
―Lou, por favor. Cálmate ―el Alfa dejó salir sus feromonas para que se tranquilizara. Desde que Louis se presentó como omega hace un mes, Bob solía decir que sus sentimientos estaban alborotados y que sería así por un tiempo hasta que se acostumbre al cambio.
Louis dio un ligero gemido, Harry tragó saliva. El Alfa se acercó para acunarlo entre brazos.
―Pequeño, pequeño omega. ―Louis bufó, aunque se embriagó por el reconfortante aroma a eucalipto, algo fresco que le hacía cosquillas la columna vertebrar.
―No soy pequeño ―protestó el omega, Harry sonrió tomando su mano y uniéndola con la suya, a pesar de solo llevarse un año de diferencia, la mano de Louis era mucho más pequeña, sus finos dedos casi desaparecían entre los suyos.
―Ves, pequeño.
Louis se ruborizo colocándose entre la fuente de aroma del Alfa, su bochorno se extendió por toda su cara y por sus orejitas. Su cabello un poco abultado debido a que estaba escondido entre el cuello de Harry. El Alfa le acarició las hebras castañas con suaves movimientos.
―Soy un desastre, no sé cómo manejar esto ―Harry lo separó un poco para mirarlo a los ojos.
―Tu puedes con esto, Lou. Eres capaz, por eso vas a ser mi omega ―Louis sonrió, estaba a punto de darle un beso al Alfa hasta que su nana apareció.
―No puede hacer esto, príncipe ―la omega se cruzó de brazos al tiempo que Louis rodaba los ojos y Harry se carcajeaba.
― ¡No hemos hecho nada! ―protestó Louis, pero la mujer no iba a ceder, la habitación entera estaba llena de feromonas y de olores que los jóvenes no habían podido ocultar.
―Es mejor que salgan a dar un paseo como siempre ―Harry se acercó tomando la mano del omega, para luego besarla con delicadeza.
―Le espero en el jardín, mi amado príncipe ―Louis jadeó bajito, su Alfa estaba tomando porte. Se veía incluso más varonil que hace unos meses y ¡Rayos! Harry solo tenía quince años, pero a pesar de eso era un Alfa apuesto y que olía muy bien.
―Sí-sí, por supuesto ―balbuceó, el rizado salió de la habitación sin prisa, tomándose su tiempo y luego dedicándole una risita cuando cerró la puerta, Elizabeth sonrió un poco, moviendo las cejas.
