El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Liam era un alfa estupendo, era atento muy dulce y su aroma le reconfortaba, aquello hacia revolotear su estómago sintiéndose protegido. Era la misma razón por la que estaban sentados en el prado con un mantel largo comiendo pan y fruta que el Alfa había conseguido en el mercado.
Louis no iba mentir, se robó un poco de kilos de harina de trigo del castillo y se les entregó al Alfa, prácticamente nadie le había dicho nada, su reino era el encargado de surtirlo, así que en ese aspecto los empleados se habían quedados mudos.
Le había contado al Alfa que hoy era el famoso baile, que era hora de fingir ante el pueblo de Fénix. Por supuesto que Liam le creyó, incluso lo consoló cuando soltó un par de lágrimas que no sabía cómo bajaron de sus mejillas.
Sí, Liam fuera la pareja perfecta, sino le gustara los Alfas.
Por supuesto que Louis no iba a juzgar, no era normal que un Alfa se enamorará de otro, pero después de tantos días a su lado, era el único amigo que había tenido en este lugar que poco a poco llegaba a conocer.
― ¿Ansioso? ―pensar en aquel baile era un completo calvario y más cuando había practicado esta mañana con Harry para que todo saliera en orden, el rizado lo tocó un poco más de lo que había podido lograr en esta últimas tres semanas. Había jurado que, sus manos sudaron más de la cuenta y que tenía un pequeño tic en el ojo por sentirse muy nervioso.
Fue un alivio sentir el fin de la pieza y que Harry volviera a sus deberes reales. Aunque no podía dejar de sentir nauseas por aquel aroma empalagoso y dulce que no se podía desprender del ojiverde, eso que cuando lo olía le hacía regresar a la tierra y le decía su cruel verdad. Hubiera preferido que Harry fuera como Liam, que estuviera enamorado de otros alfa, tal vez hubiera sido menos doloroso.
―No lo sé, me sentí mal esta mañana al practicar nuestro primer baile como pareja oficial, y el modista dijo que debía de ponerme algo que cubriera mi cuello para evitar las preguntas de porque no tengo una marca ―Liam le dio una sonrisa torcida― ¿Al menos podrías venir?
― ¿Acaso no necesito una entrada o uno de esos finos trajes? ―Louis se mordió el labio al tiempo que sacaba algunas cosas de su mochila de cuero― ¡Oh! Con razón hoy estaba más pesada de lo normal.
En las manos del omega estaban un par de ropas y una tarjeta gruesa escrita en una perfecta caligrafía cursiva.
―Señor Bertoni― leyó Liam al ver el destinatario. Miró con sorpresa al omega―.¿Dime que no se la robaste?
―Claro que no ―bufó Louis aun sentado en el pasto con las manos apegadas a los lados de su cuerpo, el sol que brillaba hacía lucir su piel un poco más luminosa― La reina la envió, pero regresó porque el hombre había muerto. Yo solo la tomé prestada antes de que lo descubriera.
Liam negó con la cabeza, Louis podría meterse en muchos problemas por hacer aquello.
― ¿Y la ropa? ― el Alfa tomó las prendas analizado la calidad de estas, era fina tela que en su vida podría pagarla para usarla. Louis agachó la cabeza, luego se llevó una mano a su boca para ocultar su sonrisa como si hubiera hecho una travesura.