El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
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Louis estaba nervioso, sus manos sudaban, pero a pesar de eso se reconfortaba al saber que Harry se encontraba ahí. Aunque ya imaginaba el lio en que se metería por verlo recibir tanta atención que no era necesaria.
Debemos encontrar otras opciones ―había dicho Mark, por supuesto de Louis se negó, Harry había sido la primera opción, sin embargo, su padre decía que debía de pensar en lo que le convenía al pueblo.
El ojiazul no protestó, solo sonrió, y fingió hacer lo que pudo. Siendo recién presentado como omega, el capricho y sus palabras mordaces habían ahuyentado a sus otros posibles candidatos.
Incluso se le ocurrió decir a uno que no era un omega fértil, claramente mentía, pero la cara que puso aquel príncipe del norte casi le hace expulsar aquel vino que había estaso bebiendo. Como su nana lo decía, solo un poco para no ser descortés.
― Yo creo que estas mintiendo ―Louis fingió una sonrisa al ver al rey de Fearton posarse a su lado― No creo que un omega como tú no podría engendrar bonitos cachorros.
― ¿Y tú eres? ―preguntó ostentoso el omega, aun así, oyó el nombre de aquel hombre que fue presentado en la entrada hace horas atrás.
―James, rey de Fearton, mucho gusto príncipe Louis ―aquel rubio estiró la mano para tomar la del ojiazul, Louis lo hizo a regañadientes siendo consciente de que su padre analizaban sus más mínimos movimientos. Se dejó besar la mano, sintiendo como esta se erizaba, la sensación no le agradaba para nada, no era cómodo.
Necesitaba a su verdadero Alfa.
―Mucho gusto ―fingió una sonrisa― Si me disculpa me tengo que retirar ―aquel hombre le agarró del brazo para que no se atreviera a alejarse.
―No huya príncipe, no le voy a hacer daño ―Louis gimoteó, el rey no sostenía con fuerza su brazo, pero aquellos depredadores ojos grises le miraban como si quisiera intimidarlo, y para mala suerte del omega, ese canalla lo estaba logrando.
―Suélteme, por favor ―rogó Louis, casi pudo sentir sus lágrimas salir, incluso pudo oler el aroma de satisfacción del Alfa al verlo en aquella circunstancia.
―No muerdo, omega. Aunque si en un futuro quieres, no me opondría ―negó, un chillido salió desde el fondo de su garganta. El Alfa estaba a punto de decir hasta que la presencia de alguien desvió la atención.
― ¡Suelta a mi omega! ―Harry estaba a su lado, tomó su cadera con posesión y gruñó para advertirle a ese hombre que dejara a Louis en paz. A pesar de reír, James quitó su agarre y el ojiazul respiró aliviado.
― ¡Vaya! Que alfa más gruñón tienes Louis, aunque con ese porte no creo que ni pueda cazar algo decente ―Louis se soltó del agarre de Harry era lo gota que derramó la última copa de vino, dispuesto a darle una cachetada al aquel rey horroroso, solo que su alfa no le dejo, lo detuvo a su lado― Incluso tu omega te defiende, que gracioso.
