El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
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El peso del trono era una constante variante de poder, Louis lo vio así cuando gobernó solo por tanto tiempo que, ya había perdido la cuenta realmente. Zayn decía que era un superviviente, su reinado era el más magnifico y que no se debía de subestimar.
Tal vez no mentía, pero a pesar de eso, no podía quitar de su mente a aquel Alfa que se fue hace tres años atrás, lo dejó solo nuevamente, lo dejó retorciéndose en su miseria de dolor, de perdida. Condenado a un lazo que el mismo pidió y que a pesar de doler no repudiaba. Nunca lo haría.
El dolor nunca se apagó, era sentirlo a pesar de saber que no estaban cerca de uno al otro, era aún tener su olor escondido entre las cajoneras en aquellas prendas que se negaba a que sean lavadas.
―Mis pequeños cachorros ―Louis arrulló a sus hijos con una canción de cuna y no dudo en dejar un pequeño beso en sus cabecitas― Duerman bien, que su mami no tardara.
Niall solo estaba sentado observando todo, el beta se encargaría de cuidar a sus hijos.
Era hora, su castillo y su pueblo estaban siendo atacados y Francis llegaba a pasos desmesurados hacia Fénix con la intensión de terminar con eso. Sus centinelas lo habían confirmado, todo estaba listo para ser atacado.
―No dejes que nadie entre ¿Me entendiste? ―dijo con firmeza. El chico de cabello castaño asintió, en su elaborado traje traía pequeñas armas que podría utilizar por si alguien llegara a atacarlos, contando que Isaac podía transformarse a su voluntad y ayudar a sus pequeños hermanos.
―Lo que usted ordene majestad ―exclamó Niall haciendo una pequeña reverencia.
―Si te llegan a encontrar tienes que utilizar la puerta secreta, te llevara a los exteriores del castillo, Zayn te esperara ahí.
―Usted no va a morir ¿Verdad? ―Louis se acomodó la corona, movió un poco la mandíbula intentado liberar la tensión.
―No estoy seguro, no sé lo que pase conmigo ―Niall lo entendía, así que solo agachó la cabeza. Sabía que su reina solo fue capaz de levantarse de las penumbras por aquellos cachorros que llevó en su vientre y que ahora dormían pacíficamente sin saber todo lo que pasaba a su alrededor.
―Le juro que les protegeré con mi vida ―Louis asintió con simpleza, saliendo de aquella habitación secreta.
Tomó aire un cuando cruzó el pasillo, siendo cociente de uno de los tantos estruendos que escuchó provenían de las afueras de su reino. Cada sonido que retumbaba en el mármol frio de las paredes de su hogar, era un recordatorio de que aquel Alfa asqueroso estaba cada vez más cerca, era tan listo, esa jodida peste tenía todo controlado.
