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No importaba si los recuerdos de cómo llegaron a la habitación eran olvidados

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No importaba si los recuerdos de cómo llegaron a la habitación eran olvidados. Ni siquiera importaba los pasillos que recorrieron hacia lo que sellaría su destino. Nada de eso servía o les preparaba para lo que venía a continuación.

Harry se había perdido entre las olas del mar, a medida que dejaba a ese pequeño cuerpo sonrojado y ansioso sobre la cama, el rizado sentía que estaba navegando entre un espeso océano que lo dejaba mareado y eufórico al mismo tiempo.

Por más que intentaba tomar las riendas de su barco, intentar tomar el timón y seguir un camino que no le llevara a la derriba, era tarde.

Louis estaba cediendo en busca de algo que solo Harry le ofrecía, ansioso para que el Alfa soltara el mando y se hundiera con él en aquel espeso mar que ahora los unía.

La ropa sobró, con lo poco que llegaron puesto no fue problema chocar sus pieles desnudas por primera vez y que las olas chocaran tan furiosas rugiendo por liberarse. Un torbellino entero que emanaba desde fondo y se llevaba todo a su paso.

Harry nunca fue amante a lo marino, pero si Louis podía lucir como una playa serena cuando estaba lucido y volverse algo brutal en cuando perdía los estribos no iba a poner queja, se quedaría ahí viéndolo bramar y el de rodillas observándolo embelesado por el paisaje salvaje que le ofrecía.

― Hazz ―un susurró ronco que le erizó los cabellos de la nuca; a este punto Harry no le importaba cuan posesivo era, solo buscaba que su omega se sintiera bien a su lado y complacerlo como lo haría un buen alfa.

―Te tengo, mi amor ―logró decir volteándolo y quedándose petrificado por unos segundos ante la imagen que le ofrecían. Unas lindas curvas sobre una piel dorada y caliente, el aroma embriagador del lubricante que chorreaba por sus muslos y descendía por sus piernas para caer en las suaves mantas.

Harry se embriagó, o mejor dicho se ahogó, perdió el timón y estaba a merced que aquella tempestad, aquel picante aroma que se impregnaba entre los poros de su piel y que seguro no se iría por un buen rato.

Así que se dejó llevar, dejó que su boca saboreara con anticipación la piel salada del omega que meneaba sus curvas en busca de atención. Su audaz lengua recorrió desde el inicio de la nuca trazando su camino a través de la espina dorsal y arribando en donde los redondos muslos del ojiazul escondían aquel vil tesoro.

Louis se estremeció cuando un beso fue depositado entre las paredes de su agujero, un jadeo salió de sus finos labios al sentir como el alfa bebía de su lubricante como si hubiera encontrado un manantial en medio de un seco desierto.

―Alfa ―exclamó. La sensación que experimentaba era única, digna de algo que no había sido tocado y que se hacía paso como una de las más anheladas gemas del mundo. Si Louis era una de esas joyas pues Harry sería un mezquino, se la quedaría para él, al menos por ahora.

Fairytale (L.S) - Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora