El reino de Fénix y de Arabella han estado unidos por más de veinte años, el convenio qué hizo Agustus III fue suficiente para traer paz por un par de décadas, pero aquello no bastaban para generar confianza a un pueblo que exigía demasiado.
Es así...
🎵El sabor amargo en mi lengua Demasiados agujeros, el daño hecho Es agridulce, negro sobre oro Hablar es barato, o eso me han dicho🎵
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― ¿Quieres cachorros? ―a pocos días de irse a su servicio militar, Harry se propuso a pasar más tiempo con el omega. Se encontraban tirados en el pasto observando las nubes y adivinado que forma tenían estas.
La pregunta le sorprendió un poco, así que tardo varios segundos en contestarla, analizando cada detalle de lo que sería su respuesta final. Claro que quería tener cachorros y más si la madre resultaba ser Louis.
Aquel omega que había cambiado su mundo y a pesar de estar atados por el bien de sus reinos, no fue lo peor que les pudo pasar. Harry pensaba que, si debía volver el tiempo atrás y ser nuevamente presentado a Louis, lo haría mil veces otra vez sin protestas.
Tomó la mano de omega para llevarla a sus labios, el chico se ruborizó al tiempo que la pequeña brisa hacia revolotear su flequillo. Un ser tan hermoso y divino, único en su especie, en su corazón y su mente. Estaría agradecido con la madre luna por ponerlo en su camino.
―Cuando vuelva, tú y yo nos uniremos, tendremos todos los hijos que quieras y gobernaremos el reino hasta el final de nuestro último aliento ―Una pequeña lágrima descendió por la mejilla del omega hasta caer en el pasto, Harry barrió el rastro húmedo con su pulgar al tiempo que se acercaba para darle un pequeño besito en los labios.
―Por favor, vuelve con vida, Alfa ― dijo el omega en un susurro, Harry tragó saliva, juntó sus frentes, asintió frenéticamente.
―Te lo prometo, estaré aquí en cuanto menos lo imagines, y tú y yo seremos felices por siempre ―Louis le creyó, se dejó embriagar por el aroma a eucalipto que el Alfa brotaba solo para él.
Rieron un poco cuando su nana apreció diciendo que no se pasaran de la raya.
Aunque fueron conscientes de la tristeza que los inundo después, de esa que a pesar que no la querías sentir estaba carcomiendo su alma como una plaga.
Louis lo recordaba bien, un lunes por la mañana se despidió de su Alfa, entre lágrimas y promesas, entre sueños y un fututo juntos. Harry partió ese día y luego volvió, pero ya no era el mismo de antes.
Todo lo que vivieron esos años se resumieron en tres, tiempo en que el rizado olvidó sus promesas, su amor y sobre todo lo que definió la persona que hoy era.
[...]
Aquel particular recuerdo azotaba su mente una y otra vez, era como si este día en especial estaba destinado a torturarlo. Algo en su interior le decía que era malo, pero no quiso hacer caso cuando las cosas habían estado tranquilas.
