capítulo 11

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Bueno ya en este punto las cosas se pusieron un poco reveladoras.

Y todo comenzó en el momento en el que Katia saco una botella.
Fue tranquilo al principio, música, nadar, beber. Hasta que, ya llevábamos tres botellas.
Ya estábamos en el punto de: “Nada importa”. Entonces, a Katia se le ocurrió la idea de llamar a unos amigos, todos aceptamos, y si, fueron unos amigos, solo al principio por qué esos amigos llevaron a sus amigos. Y sólo eran diez personas pero de diez saltamos a veinticuatro.

Sino después de que comenzamos a Jugar “Yo nunca he” Imagino que ya todos saben de qué trata el bendito juego. Comenzaré a contarles. A eso de las dos de la mañana ya habíamos comenzado a jugar, todo tranquilo, preguntas tontas de un borracho adolescente. Muchos empezaron a irse (Gracias a Dios que se fueron a sus casitas) al ratito de haber empezado el juego, así que solo quedamos ocho personas, Livvie, Katia, Haley, Jerry, Evelyn—La novia de Jerry— Oscar—compañero de trabajo— Jésica—Amiga de Oscar— y yo.
-Yo nunca me he metido con alguien del circulo—Dijo Jésica con su copa en la mano.

Haley, Katia, Óscar, Evelyn, Jerry, Jésica y yo, bebimos. Livvie no.

-¿No te has metido con nadie?—le pregunto Oscar.

-No. Puede que sea porque no los conozco bien, y sólo conozco bien a Katia.

-Pero, entonces yo te puedo enseñar princesa—Le dijo Óscar.

-No gracias. Estoy conforme así.

-Entonces cuando quieras.

-Ya te ha dicho que no—Le dijo Katia con el ceño fruncido.

-Bueno pues. ¿Quién viene?

-Yo misma—Dijo Haley.

Todos asintieron y ella prosiguió.

-No tengo imaginación para esto. Así que algo sencillo. Yo nunca me he enamorado de algún amigo o amiga.

Todos bebimos.

-Bueno pero entonces digámoslo—dijo Jerry.

-Cierto que si—Dijo Evelyn.

-Pero hagámoslo más sencillo, el que no quiera lo lanzó a la piscina ¿Hecho?—Dijo Óscar.

-¡Hecho!—Dijimos todos a una sola voz.

-Comenzare yo, y es fácil, Evelyn—dijo Jerry.

-Sigo yo, Jerry—dijo Evelyn.

-Eso ya era obvio. Bueno sigo yo, no lo conocen, solo Óscar. Samuel—dijo Jésica.

-¿Te gusta mi hermano?—Dijo Óscar con cara de Horror. Jésica asintió. El siguió hablando—Bueno, como sea, sigo yo. Katia.

Livvie lo miro con cierto odio.
Cada vez mi sospecha va cobrando vida.

-Ay ternurita, ni chance tienes. Bueno sigo yo. Es que no quiero decirlo, pero no quiero volver a la piscina, ¿Me dan un chancecito? —dijo Katia.

-Bueno. Sigo yo. Chris—Dijo Haley.

-Eso ya se sabía. Todo el mundo lo sabe—Le dijo Jerry.

-Sigo yo. Haley.

-Que ya se sabe chico. Todos ya lo sabemos.

Todos nos reímos. Pero luego miraron a Livvie.

-Ammm ¿Sigo Yo?—Dijo ella.

-No, sigo yo. No seas boba, o deja de hacerte la boba. Dale, dilo de una vez—Dijo Jesica

-Yo tampoco quiero volver al agua—dijo Livvie.

-Bueno hagamos algo. Livvie, Katia—iba diciendo Oscar mientras las señalaba a cada una—Jerry y yo las vamos a cargar, y a la cuenta de tres dirán quien les gusta la que no lo diga la tiramos al agua.

Jerry se levantó y Cargo a Livvie, Óscar hizo lo mismo y levantó a Katia. Se acercaron a la orilla de la piscina.

-¡Uno!

-No estoy segura—Dijo Katia.
-¡Dos!

-Ok lo acepto lo diré—Dijo Katia

-Lo diremos—dijo Livvie.

-¡Tres!

-¡Livvie!

-¡Katia!

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Todos nos miramos.

Ellas se miraron.

Y Óscar y Jerry se lanzaron al agua con las dos.

Y bueno Evelyn y Jésica se lanzaron también.

Haley me miró y me tomó de la mano. Nos lanzamos.

Katia y Livvie se miraron perplejas.

No sé cuánto estuvimos en la piscina jugando, hasta que se hicieron las cuatro y los chicos se fueron.
Quedamos solo nosotros en el agua. Hasta que Haley me pellizco la pierna y dijo que nos fuéramos a cambiar. Yo no comprendía nada hasta que ella me saco de la piscina, y cuando estábamos en la sala me dijo “démosle privacidad a las chicas” y yo entendí.

De igual modo ellas también entraron pero dijeron que verían el amanecer y que nos viéramos afuera de nuevo.

Salimos y Haley me freno del brazo cuando estábamos tras la puerta del patio.

-¿Qué…?—Haley me tapo la boca y se puso un dedo en la boca diciendo silencio—¿Qué pasa?—dije en un susurro.

-Silencio, están hablando.

La mire con una ceja enarcada.
-Están borrachas otra vez.
Y era cierto. Nosotros duramos una hora cambiándonos, eso le dio tiempo a Katia para emborracharse. Tenía dos botellas vacías de su lado, y Livvie tenía tres.

Pegamos la oreja de la puerta.

-Katia… Yo no quiero que nada Cambie.

-Y no va a cambiar. Pero yo la verdad nunca he dejado de quererte… Y… desde que volviste, todo se iluminó de nuevo.

-Me alegra escuchar eso… Pero…

-Pero sabes que tienes que darme un tiempo.

-Yo lo sé—Dijo Livvie levantándose de la silla en donde estaba sentada, se acercó a Katia de rodillas—Katharina Revers. Yo lo se.

-Pero hay un solo problema.

-¿Eh?

-Yo no quiero esperar.

Livvie parecía desconcertada, pero eso no duró mucho, por qué Katia la beso.

Y nada. Haley me tomó del brazo y me llevo a nuestro cuarto.

Estando en el cuarto Haley se sentó en la cama con una sonrisa.

-¡Lo sabía!—Exclamo ella.

-Mis sospechas si fueron ciertas.
Haley cambio su sonrisa por una cara de confusión.

-¿Tu también sospechabas de ellas?

-Sí. Era algo obvio ¿No?

-Bueno, si. Pero ya avanzaron y yo ahora quiero ver.

-No.

-¿Por qué?

-No. Nos vamos a quedar aquí. Punto.

Ella aceptó hasta que yo tuve que retractarme por qué en la habitación de al lado—La habitación de Katia—Se escuchaban Ruidos fuertes.

Haley me miró con los ojos abiertos exageradamente.

-Mmh mejor bajemos y vemos una película con el volumen al cien.

-Sí.

Bajamos corriendo y pusimos música y nos pusimos a limpiar el desastre de la cocina. No habíamos dormido en toda la noche, eran las seis de la mañana y veo que seguiremos sin dormir. Bueno, a limpiar.

-Haley ¡Deja de saltar!—Le grite.

-Tu cállate. Tú eres más alto límpialo tú.

-Ya que. Permiso—Le dije.

Haley se quitó para yo limpiar.
Era cierto que ella no llegaba a los closets de la pared, pero ella se montó en el mesón y como estaba húmedo se había resbalado, admito que me reí. Yo en cambio si llegaba, la diferencia de alturas era mucha.

Ella era bajita y rellenita

Yo era alto y delgado.

-Haley ya cállate.

-¡Pero es que ya no puedo hacer nada!—se quejó ella—¡No es justo!

-¿Quieres limpiarlo tu?—le dije señalando los closets.

-No.

-Mmh, ya decía yo.

-Pero ¿Entonces que hago?

-Mmh, podrías…

Vale, la quiero besar. Desde hace dos semanas que me estoy desesperando por no poder tocarla y guardar solo esa distancia que no se quien la ha puesto. Pero necesito besarla.

-Podrías disfrutar esto.

Dije muy bajo y ella me miró como si intentará entender que le estaba intentando decir.

-¿Qué cosa?

Mmh bueno, si me acerqué y la besé, esperaba que me empujara, pero, no lo hizo. El beso es rudo y apasionado, como todos los que nos hemos dado. Pero aún así mi corazón se volvió loco. Me pegue más a ella y le agarre la cintura. Pero bueno, ya era una bendita necesidad su cuerpo, puse mis manos en sus muslos, la levanté y la senté en el mesón, ella subió sus manos a mi cabello y lo apretó pegándome más a ella. Todo iba bien.

Pero la cagué.

Me separé bruscamente y me le quede mirando. Ella me miró desconcertada.

-¿Q-que pasa? ¿Todo bi-en?—Dijo ella con la respiración agitada.

-S-si. Eso creo. Terminemos de limpiar es lunes y debemos ir a clases.

-¿Qué pasa?

-Nada Haley.

La verdad si pasaba, me separé de ella no por impulso, si no por un maldito escalofrío que me recorrió el cuerpo, eso provocó un recuerdo de mi niñez. No puedo recordar más que solo esa pequeña parte horrorosa.

-Nada—repitió ella bajando la mirada.

-Haley, mira…—Ella me cortó bruscamente

-Voy a cambiarme.

Se dio vuelta y se fue.

Livvie le pasó por un lado y me miró con los ojos entrecerrados.

-¿Interrumpí la pasión?

-¿Ah?

-Ya sabes…

-No estábamos haciendo nada.

-Claro, por eso las señales se crearon solas. Chris tus labios están muy rojos, tu respiración es un desastre y la vi bajarse del mesón.

-Bueno…

-Entonces si interrumpí.

-Ojala fueses sido tu—Dije en un susurro.

-¿La cagaste cierto?—dijo ella, pasando por mi lado y sirviéndose agua del grifo.

-Puede que si. No fue al propósito.
-A ver ¿Qué pasó?—Dijo ella apoyando la cadera del mesón y tomando agua. Ahora que me doy cuenta, lleva puesta solo una camisa larga de una banda.

-Mmh…—Para poderle explicar tendría que explicar el trauma de la niñez. Pero la verdad a ella, quiero contárselo, pero no sería justo con Haley, así que no—Cambiemos el tema ¿Si?

-Bueno, ta bien.

Le sonreí juguetonamente.

-Así que Katia ¿Eh?

-Eh… ah… si.

-¿Estuvo bien?

-¿Ah?

-Estas en pantys bajando de la habitación de Katia y de paso esa no es tu camisa. No me negarás nada ¿Cierto?

Ella se ruborizó y apartó la mirada.

-Aparte, puede que… las haya escuchado con Haley.

Ella abrió los ojos exageradamente y se puso escarlata hasta las orejas.

-Eh… ya vuelvo. Katia… Eh… ella… ah… Adiós.

Se dio vuelta y se fue.

Yo hice lo mismo y fui al cuarto a cambiarme. 

Que noche.

Si, que noche.

Y amanecer.



Amor y sangre ||Borrador||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora