Les mentí al principio.
Hay una explicación.
Hace diez años.
2008-08-21
4:05 am.
Abrí mis ojos con dificultad, me dolía la cabeza.
Oh no. ¿Que pasó?
Tengo las manos llenas de sangre al igual que mi cabeza con un dolor punzante. Pero no solo eso, en una mano tengo un revólver vacío, y en la otra un cuchillo. Los dos ensangrentados como todo yo.
No recuerdo lo que pasó.
Gire mi cabeza a los lados inspeccionando el lugar. No veo mucho, todo está oscuro. Me levanté y guarde el arma en mi pantalón, el cuchillo si lo sostuve.
Creo que estoy en un túnel.
Si, estoy en el túnel de un tren.
Me lo confirmó el sonido y los rieles donde estoy caminando.
Corrí con todas mis fuerzas hasta llegar a la base de cemento donde se espera el tren. Subí muy rápido. Y en el momento que por fin subí, máximo dos minutos después, pasó el tren. Pero paso muy rápido. He estado en muchos trenes, y se calcular más o menos la velocidad, y todo indica que pasó a una velocidad sobrenatural.
Ya en el piso, comencé a calmar mi respiración. Me levanté del suelo y miré a mis lados. Inspeccione primero el lado derecho, no había mucho que ver. Estaba la pared con unos cuantos posters y mapas. Luego mire el lado izquierdo…
¡Oh Dios!
Hay dos cadáveres. Un hombre y una mujer, no los reconozco de lejos. Camine hacía allá.
Me parecen conocidos, pero no recuerdo bien quienes son.
-¿Quiénes serán ustedes? ¿Y quien les habrá hecho esto?
-Tu.
Un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Voltee mi cabeza a todos lados, la frené justo en la esquina derecha del otro lado del túnel. Había un hombre de más o menos veinte años, era alto, corpulento, su cabello era negro, espeso y feo, tenía tatuajes en el brazo izquierdo. Si, el tipo era feo, pero lo más sorprendente eran sus ojos… Eran negros. Pero era un negro muy profundo. Oscuro. Horroroso. Parecían un infierno. Y se veían como si hubiera estado llorando.
-¿Quién es usted?—Pregunte sin romper el contacto visual, por mucho que me asustaran sus ojos, debía ser fuerte.
-Alan.
-Muy bien, Alan. ¿Quién eres y qué paso aquí?
Si, sonaba como un adulto. No se el por qué.
-Niño, ¿Cómo no te vas a acordar de mí?
-¿Tu sabes quien soy?
-Claro.
-¿Y sabes qué pasó?
-Por supuesto.
-¿Podrías explicarme?
-No recuerdas nada—Afirmó. Aunque percibí algo de decepción.
-No. No recuerdo nada.
-Bien. Eso es bueno.
-¿Cómo que bueno?
-Ellos son tus padres.
-No pueden ser mis padres.
-¿Y por qué no?
-No nos parecemos.
-Claro que si.
-No ella es blanca y sus ojos son verdes, yo soy… soy—vi mis brazos—Blanco… y…
-Son idénticos.
-¿Cómo sabes cosas de mi? ¿Al menos puedes decirme cómo me llamo?
-No. Tu tendrás una nueva identidad. Te llamaras Christian.
Lo vi con ojos entrecerrados.
-A ver. ¿Y sabes quien los mato?
-Claro. Tu.
-¡Eso es mentira!
-Christian. Tu lo hiciste. Eso es lo que has hecho todo este tiempo. Matar. Mataste a tus padres, mataste a toda tu familia, mataste a tanta gente.
-Eso es imposible. ¡Tu lo hiciste!
-¿Yo? Dime, ¿Quién es el que está lleno de sangre y aún sostiene el cuchillo del homicidio?.
-Yo… yo no…
-Christian. Fuiste tú. Eres un asesino. Siempre lo has sido. Y dudo que dejes de serlo. Tienes ese instinto asesino tan avanzado, que es irreversible.
-Eso, eso es imposible.
-Bueno siento tener que ser yo quien lo haga.
-¿Hacer que…
Y...
Oscuridad.
***
Es de día. Estoy en un cuarto de paredes blancas con verde, no tiene ventanas, hay una puerta de madera que está entrejuntada, dentro de la habitación hay un mueble, un clóset, un espejo y la cama donde estoy ahora mismo sentado. Me levanté de la cama y vi que estaban mis zapatos y mi alfombra roja con círculos negros.
Me puse mis zapatos y camine fuera de la habitación había una sala sin más puertas, pero había una escalera. Subí la escalera y había una puerta. Intente abrirla, pero tenía seguro. La golpee unas cuantas veces, nadie abrió.
Volví a bajar revise la sala de nuevo y me di cuenta de que en una de las mesitas había un desayuno. Era una ensalada de frutas, en otro plato habían tostadas de pan integral, una taza de té verde, y un jugo de esos escolares huesitos. ¿Cómo saben que es mi comida favorita?
Me senté en la pequeña silla y comencé a oler la comida. Se veía muy rica.
Me levanté y fui al cuarto revise si no había un baño, lo encontré. Entre y revise, había un inodoro, un lavamanos y una ducha. Sorprendentemente, estaba mi cepillo de Batman, y mi toalla azul. Todo ordenado perfectamente.
Terminé de entrar al baño, me cepille y luego salí a comer.
La comida estaba deliciosa. Todo estaba perfecto.
Parecía un día normal. Pero no, no lo era.
Aquí en este extraño lugar tenía todo, y recordaba esas cosas con detalles, pero no recordaba más allá, si tenía hermanos y también les hice lo mismo que a mis supuestos padres o si tenía mascota, o de dónde venía. No recuerdo nada de eso.
Ojalá pudiera recordar esas cosas. Ni siquiera se cuando es mi cumpleaños…
Esperen… escucho pasos.
Se abrió la puerta. Escuche la escalera resonar. Y vi que apareció Alan.
-Veo que has despertado.
-Alan, quiero irme.
-Oh no. Eso nunca.
-¿Pero por qué?
-Dime Chris ¿Qué harás afuera? Ni siquiera sabes dónde estás. Además el jefe te necesita acá. Haremos mucho contigo.
-¿Qué me harán?
-No te lo imaginas. Pero te daré un adelanto. Aprenderás a ser un asesino responsable, tendrás castigos cuando no cumplas y eso…
-¿Castigos de que tipo?
-Oh, eso no lo sé. Yo estoy aquí para cuidarte, lo prometo. Seré tu protector. Jamás sufrirás mucho.
Luego de eso tuve una laguna mental, no recuerdo parte de un tiempo ahí en ese lugar.
2012-03-06
-¿Con qué no vas a obedecer? ¡Díaz! ¡Emma!
No, no, no…
-Señor—respondieron al unísono.
-Emma, como te lo mereces, puedes jugar con el niño de la celda azul. Y tú, Díaz, mantendrás al pequeño Chris observando y también te puedes divertir con el. Eva estará muy molesta al saber que fuiste tan débil, menos mal ella ha elegido este gran castigo para ti.
No, no, no, no… es la primera vez que oigo eso último…
-¿Cómo… como que divertirse?
-¡Claro! si Emma puede el también. Solo que el pequeño de la celda azul no será con quién se divierta Díaz…
Con eso se hecho a reír.
Díaz me agarró por el brazo y me arrastró hasta la sala donde se encuentra la celda azul.
La celda azul es literalmente azul, es pequeña y contiene a un niño de mi supuesta edad, doce años. El niño es blanco pero muy pálido, de cabello café y ojos negros. Desconozco su nombre.
La manera en la que se divertían con ese niño era morbosa. Lo usaban sexualmente.
Me hacían verlo siempre que desobedecía. Pero hoy, hoy algo sería diferente. Hoy no solo sufriría el niño, también sufriría yo.
Díaz me amarró a la silla como hacía de costumbre. Pero esta vez me puso una cinta en la boca. Yo estaba asustado, me haría cosas que nunca me habían hecho.
***
-Pero cuéntame qué fue lo que pasó.
Alan estaba frente a mi.
Yo estaba en mi habitación sentado en una esquina del cuarto había llorado toda la noche. Ayer por la tarde volvió a pasar, era la sexta vez que pasaba en el mes. Tuve pesadillas todas las noches… de lo que me hicieron, de… de todo… las últimas tres veces no fue solo Díaz, también había sido Foster y Clark.
Entre tres… todo… todo me dolía.
-Niño. Te he dicho que me digas.
-No… no quiero hablar.
-Si no me dices llamaré a los chicos para que se diviertan un rato.
Tan solo de pensar en eso un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Tenía que decirle, así llorara, así… tenía que decirle.
-Me tocaron…
-¿Donde?
-Justo ahí…—no aguanté y lloré.
-¿Solo hicieron eso? Escuché de algo mas…
-El se quitó su pantalón… no, no, no…
-¿Y qué paso?—pregunto casi en un susurro.
-Lo tuve en…—No pude seguir. Para mi era algo doloroso. Alan apretó la mandíbula con furia.
Me sorprendió el abrazándome. A lo que grité de dolor como si me estuviera apuñalando.
Justo donde había puesto sus brazos estaban los moretones de los golpes que me habían dado.
Y no solo por eso grité. No podía soportar cualquier contacto humano. Me hacía sentir sucio. Llore con más fuerza.
-¿Pero que te pasa? Solo te he abrazado para reconfortarte.
-También… también me han golpeado…
Alan me miró perplejo.
Subí un poco mi camisa negra y mostré mis costillas moradas. El intento tocarlas pero le agarre la mano con fuerza.
-No me toques. No quiero que nadie lo haga. Me siento, sucio. Me siento asqueroso. ¿Eso era lo que me enseñarían para ser más fuerte? Tu me prometiste ser mi protector. Y mira, me tienen como su puta.
Luego de eso no recuerdo más si no desde el momento en el que conocí a Karen.
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.Hola...
Ay... Cómo sufrí con este capítulo... No saben lo que me ha costado escribirlo...
Pobre mi bebé chris... 😭
A ver, díganme en los comentarios que les pareció, recuerden votar mis amores, los amoo
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Amor y sangre ||Borrador||
RandomAsesinos... Mentiras... Secretos... Una impostora... Un amor... Y sangre.