capítulo 13

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Elena siguió mirándome con los ojos hinchados. No pronunciaba palabra.

-Vamos E. Dime qué que pasa.

-No es tu problema. Después de todo soy una recién llegada a tu vida que a penas conoces y no pudiste decirle la verdad desde un principio—Con eso me empujó y siguió caminando lejos de mi. Salió del instituto y yo hice lo mismo. Ella comenzó a cruzar calles como una loca hasta que entró en un callejón sin salida donde la retuve sin dejarla salir.

-Quítate.

-¿Qué pasó? ¿Quién te hizo eso en el ojo?

-No es tu problema, quítate.

-Elena, Vamos, no eres así ¿Te hice algo?

Ella apretó los labios y contuvo sus ganas de llorar.

-Puedes decirme lo que quieras. Grítame si quieres, pero no dejes de hablarme… eso sí que no lo soportaría.

Me miró, y miro al suelo un momento. Luego volvió a mirarme para hablar.

-Soy un maldito monstruo. Me vine a clases con una camiseta ajustada y sin el lente de contacto confiando en lo que me dijiste. Todos se han reído de mí...—dijo y tomo una respiración corta—Me fui a esconder como la cobarde que soy al baño de chicas y Anais, Kimberly y Clara han entrado y desde la parte de arriba de los cubículos me han lanzado cajas de lentes de contacto y comida vieja—mordió su labio inferior con rabia—Comencé a llorar aún más, y como eso no les basto entre Anais y Kimberly me sostuvieron los brazos y clara me hizo comer toda esa maldita comida. Se la escupí en la cara, y me golpeó—Dijo recuperando la respiración y varias lágrimas comenzaron a salir de sus ojos— por eso terminé comiendo toda esa asquerosa comida. Luego se fueron del baño y vomité. Yo llevaba conmigo mi bolso y la ropa que me iba a llevar a casa de mis primas, me la tuve que poner rápido—Me miró a los ojos y me sentí culpable—¿Sabes lo mal que me he sentido? Desde ese día que me dijiste todo eso he dejado de usar los lentes, por ti, porque me hiciste sentir segura. Y he resistido esos comentarios desagradables de parte de ellas. Pero esto… esto ha sobrepasado todo. Soy un monstruo esquelético, defectuoso por todos lados…

-Elena… Cada cosa que te hicieron estuvo mal. Todo lo que dijeron es falso. Tu eres perfecta. Eres hermosa…

-¡Ya cállate Christian! Deja de decirme eso. No lo soy. No soy bonita, no soy hermosa. No soy nada bueno. No tengo razones para estar aquí. No subo de peso con nada, no hay cirugías para cambiar el color de los ojos que yo sepa. No tengo remedio. Mis ojos son muy grandes, mis piernas muy largas… soy un…

No pudo más y se derrumbó la sostuve de los brazos y la abracé. Es el primer abrazo que doy y respondo.

-No digas eso de ti… Elena de verdad eres hermosa. Tal vez no seas perfecta, nadie lo es. Pero para mí si lo eres.

Ella me empujó y me miró a los ojos.

-¿Eso también se lo dices a tu novia?

-¿Novia?

-Mandy, Harley cómo se llame. Los vi besándose en la fiesta de la otra noche.

Oh, eso.

Aún así, ¿Por qué le molesta?

-Haley no es mi novia.

-¿Entonces te besas a todas y te las llevas a tu casa para comértelas?

-¿Pero eso que tiene que ver?

-¡Que yo de estúpida… Siento cosas por ti! Y tú sientes cosas por alguien más.

¿Qué? 

Si yo ni siquiera se que siento por las dos…

-Es eso…—Dije en un susurro.

-Si, es eso. Cómo se que no querrás verme de nuevo después de esto… y necesito esto…—Dijo y se guindo de mi cuello uniendo nuestros labios en un suave beso, debería  separarme, pero no puedo. Es como si yo también lo necesitara. De inmediato pongo mis manos en su espalda y continuo el beso. De repente el rose de labios se intensifica. Ella baja sus manos a mi espalda y yo subo las mías a su rostro.

Todo era tan perfecto hasta que…
Una punzada en el estómago justo en la herida.

Me separé y comencé a toser. Escupí un poco de sangre pero logré controlarme y respirar. Ella saco de su bolso una botella de agua y me la entrego. Bebí lo suficiente.

-¿Estás bien?—pregunta Elena con mucha preocupación.

-Sí… si.

Busco su mirada y la miro a los ojos, a eso hermosos ojos heterocromaticos, y me doy cuenta de que estoy metido en una especie de triángulo amoroso. Porque de verdad, algo de Elena me amarra a ella, me hace sentir bien…

Le sonrió y sus ojos brillan.

-No me ha gustado ese beso—Digo en burla. Ella sonríe y enarca la ceja.

-¿Muy seguro? Porque siento que algo me demuestra lo contrario—Dice y mira ahí.

Voy a tener que empezar a controlar a este amigo.

Por alguna razón del universo, me sonrojo y quedó en blanco sin poderle decir algo de vuelta.

-Al fin te dejo en silencio. Mejor échate agua fría. O ponte algo que te cubra ahí.

-Eh… ah… Yo no… no se… no tengo nada… Estoy bien.

-Sí claro. ¿Entonces no me odias por besarte?

-Eh... no...

Nos quedamos ahí un rato. Y nos sentamos en el suelo, ya en ese momento el efecto del beso había bajado. Literalmente.

-Es en serio. No causaste ningún efecto en mi con ese beso. Es más, ni me gustó.

-¿Seguro?

-Ultra seguro.

Entonces de un brinco se sienta sobre mí justo encima de esa zona, pero con cuidado de no lastimarme en la herida.

-Veamos si es cierto.

Me besa con pasión y yo la sostengo por la parte baja de la espalda. El beso se va intensificando y ella se mueve un poco, luego ella se separa sentándose casi en mis rodillas.

-Entonces ¿No tengo efecto en ti?
Me vuelvo a sonrojar y al parecer soy el único con la respiración demasiado agitada y que está sufriendo las consecuencias del beso.

Ella pasa su mano sobre el lugar exacto y me muevo hacia atrás chocando mi espalda contra la pared.

-Ah… No… no hagas… no…

Lo vuelve a hacer.

-No… no… no lo hagas—mi respiración era un total desastre. Ella vuelve a hacerlo—Ah… no hagas... Ah... no  hagas eso…

Lo vuelve a hacer repetidas veces. Ya en ese momento me rindo y la dejo, ella continua un buen rato, yo aprieto mi mandíbula. Dios.
Elena intensifica los movimientos de su mano, cuando de repente deja de hacerlo y se levanta.

-¿Elena…?

Me doy cuenta de que tengo los ojos cerrados y los abro. También noto que mis manos están aferradas a la pared como si mi vida dependiera de ella.

-¿E-Elena… que… que pasa?

-Me voy—Dice con una sonrisa de suficiencia.

-No, no, no. Eso no es justo.

-Oh claro que lo es. Mi autobús sale en un rato. Nos vemos.

-Pe-pero ¿Entonces como me iré? No puedes dejarme así—digo señalando la zona—Y menos aquí.

-Claro que puedo. ¿No que no causaba ningún efecto?
Con eso se dio la vuelta y se fue. Si, justo así, me dejó con mi amigo así y se fue.

-Me quiero morir.

Sabes que no.

¿Qué?

Te ha gustado eso.

Si fuese terminado, me fuese encantado.

Te gusta la tortura.

Mira pervertido, cállate.

¿Pervertido yo? Si soy, y te recuerdo soy tu conciencia, eso quiere decir que si yo lo digo tu lo piensas.

Agh.

Me quede ahí como una hora y después me fui.

-Elena me las vas a pagar.

Llame a Katia y no contestó.

Luego llame a Haley y ella si contesto.

-¿Aló?

-¿Dónde has estado? Tengo dos horas buscándote. ¿Ha pasado algo? ¿Te hicieron algo?

-Que no me hicieron.

-¿Ah? No se oye bien.

-¿Sigues en el instituto?

-Sí.

-Espérame, ya voy.

Colgué y llegué ahí.

Corrí hacia ella y ella me abrazó.

-¿Por qué te fuiste así?

-Vi a alguien y necesitaba decirle algo.

-Oh. Pero pudiste haber avisado…

-Sí, ya lo sé.

-Debo preguntar, no aguanto ¿Seguro estás bien? Tu pelo está muy desordenado y te ves agitado.

-No es nada, solo que vi la hora y todo lo que me tarde y me vine corriendo.

Es la mejor excusa que has dado. Me encanta.

¿Lo dices en serio o…?

Claro que es en serio, se la creyó y todo. Si supiera que te tardaste por qué te estabas besando con otra chica de tal manera que te dejo…

Si, si, ya.

Y que te toco…

Ya, ya, está bien.

-Ah, entiendo, entiendo.

-Eh si.

Haley se iba a acercar y su teléfono vibro.

-Debe ser Rachel, se cae mucho la llamada y no escucho lo que dice.

-¿Aló?

-Me cuentas lo que te diga.

Haley me saca el dedo.

-¡En serio!... Bueno hay un problema… ok… cuando vengas… perfecto… ¡Nos vemos!—colgó.

-No entendí ni mierda de lo que dijiste. Podrías dar mejores
respuestas en vez de palabras entrecortadas…—Me empecé a reír y ella me miró sería con la ceja enarcada y me gane un manotazo en el brazo—Esta bien… ¡Si me sale un moretón será tu culpa!

-Cállate.

-Que manía con la palabrita Bellota.

-No me digas así. ¡Ni siquiera es tierno o cursi!

-Para que vayas sabiendo que yo no soy cursi.

Me miró un instante antes de voltearse a la dirección contraria de donde íbamos caminando.

-Espera—Corrí hacia ella—¿Qué te dijo Rachel?

-Nada tan importante. Tengo que hablar con Katia.

-Dime.

-No.

Seguimos caminando de regreso a la enfermería y yo seguía siendo un pesado según ella.

-Dime.

-No.

-Dímelo.
-No.

-Dime.

-No.

-Dime.

-¡No…!

-Señorita, no griten—dijo la enfermera cuando entramos.

-¡Pero…! Agh…

Pasamos y yo oculte mi sonrisa para proteger mi vida.

-¿Ya ves? No grites—Le dije con mi mejor sonrisa burlona.

-Cállate, sino, hoy duermes en el piso.

-Esta bien—Levante las manos en señal de rendición.

Entramos en el cuarto de Katia.

-Katia, sabes que… ¡¿Qué Mierdas Haces Aquí?!—Le grito Haley a Robin, que estaba en la habitación de Katia sosteniéndola de las manos.

-Haley… eh, cálmate… yo te explico…

-¡No! ¡Cállate! Lárgate. No se qué haces aquí.

-Haley… Solo escúchame…

-Robin, Ya… no quiero oírte. La verdad, me cansé de hacerlo. Solo… ya vete.

-Chris, hazle entender a ella, a las dos, yo no he hecho nada malo, deben creerme. Nada pasó de mala manera. Todo ha sido malinterpretado. Créanme.

-¡Robin! ¡Ya cállate! ¡No se qué pasó, pero sé que fue algo malo! ¡Lárgate!

-Katia… tú siempre me creíste. No te dejes lavar el cerebro por ellos.

-Robin. Vete. No me pondrás en contra de mis amigos. Nunca—Katia le dijo muy molesta.

-Claro, te gusta la…—suspiro como si estuviera al límite y explotaría para llorar— La perra de Olivia… tu… tu “Livvie”. Esa perra que te dejo y se fue, abandonándote, sin darte una maldita explicación.—Le dijo Robin muy calmado, y eso, obviamente, le molestó a Katia. Tanto así, que se levantó y se le tiro encima a arañarlo por la cara, golpearlo en el estómago, pero no llego a más por qué los separe.

-¡Bueno, ya basta! ¡Robin tú lárgate! Y ¡Katia, acuéstate!

La verdad pensé que solo sería un grito más, pero mi voz sonó amenazante e intimidante, Katia me miró sorprendida, Robin se encogió en su lugar y Haley abrió muchos los ojos. Vaya.

-Lo repetiré para ti ¡Lárgate!—Le grite nuevamente a Robin. Se inmutó por unos segundos hasta que reaccionó y frunció el ceño.

-Así que tú también ¿No?—hablo el, molestó.

-Robin tu… tú deberías irte ya.

-Claro para que tú te quedes con las dos perras estas. Entonces, ¿Te gusta mi hermana? ¿No?

-Robin no es el momento.—Intente olvidar el hecho de que le haya dicho perras a las chicas, pero me molestó mucho. Si lo volviera a decir no sé cómo re…

-¿Sabes lo… lo que me ha pedido tu querida Haley desde… desde que llegó?

-Robin… Mira te estoy dando el chance de que te va…

-¡NO! Esto debes saberlo. Esa puta se metía en mi habitación a rogarme que la toca…

Interrumpí a Robin lanzándome sobre el haciendo que los dos cayéramos al suelo, donde nos empezamos golpear. Haley nos  separó.

-Mierda—Susurro el levantándose del suelo.

-¡Vuelve a decirle así y te mató!—Estaba muy alterado— ¡Ahora sí no comprendiste bien! ¡LÁRGATE!—Dije levantándome.

Así si se fue con su mejor ceño fruncido, y su labio sangrando.
Pero lo más importante.

¿Por qué diría eso de Haley? ¿Por qué a Haley le afecto, como para agachar la cabeza? ¿Será que…? No. Eso no podría ser. No lo creo, ella jamás haría eso. ¿Pero por qué no me mira? Mejor preguntarle para no pelear.

-Haley, Dime qué eso no es cierto—Le dije casi en un ruego.

Ella no me miró, no hizo ningún movimiento, su expresión era vulnerable… ¿Iba a…? No.
Va a llorar.

-No.—dije, eso le sorprendió, elevó su mirada un poco.

-Lo siento…—dijo en un susurro muy bajo, pero entendible. Eso me dejó pasmado, me dolió, mucho—pero…

-No.

-Christian, no es lo que parece… Solo… escúchame…

-No.—Me di la vuelta y me fui.

Esto es estúpido.

Odio esto.

¡Lo odio!
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¡Mis amores!

Capítulo revuelto...

1) Excelente paliza Katia.

2) Bellota, jajjajajaja

3) Elena pero- ¿Y esas manos?

4) Pero Haley- ¿Por qué...?

Díganme que piensan de este cap y de la actitud de Robin.





Amor y sangre ||Borrador||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora