-¿Cómo pudiste?
-Tu me pertenecías. Tu lastimaste a mi hermano. Nos traicionaste.
-Eso no responde nada. ¿Cómo me encontraste? ¿Cómo… Cómo lo hiciste?
-Nunca te perdí de vista. Siempre supe dónde estabas. Pero… Pero ejecutando mi plan, has hecho que me confunda. Me enamore de ti, y por eso no he presionado el gatillo.
-¿Te parece amor matar a mi mejor amigo? ¿Matar a mi familia? ¿Eso te parece amor? Prefiero que lo presiones.
-Claro ¿Y acabar contigo? Ni lo sueñes… He intentado acabar contigo desde que nos vimos de nuevo y no te habías dado cuenta. Y ahora, que estoy clara ¿Quieres que acabe contigo? No puedo…
-¿Pero de que sirve que me tengas? ¡Jamás sentiré algo por ti!
-Siendo así, no dejaré que vivas para que estés con…
.
Desperté y Elena no estaba en la cama.
Me levanté tomando mi bóxer y mi pantalón del suelo y me acerque al baño, ahí fue cuando escuché la ducha.
No me puse la ropa y entre de una vez.
-Buenos días perversa—Cuando Elena dijo que de tanto gritar y gemir quedaría ronco, lo decía en serio.
Estaba ronco sin casi voz.
Elena se volteó y sonrió dejándome espacio en la ducha.
Entre con ella, estaba un poco cansado, después de todo, durante la madrugada tuve de las mejores experiencias de mi vida.
Elena me beso la nariz y yo le devolví el beso pero en la frente.
Nos bañamos sin pronunciar palabra, me dejó echarle el champo y nos besamos. Luego salimos y yo llamé a Katia para pedirle si le podía traer algo a Elena. Obviamente acepto y le trajo ropa a ella y también a mi.
Nos vestimos y salimos de la habitación.
En la sala estaba Alan, Kylie, mamá, Katia y Olivia.
Olivia nos miró y apretó los labios.
-Y… ¿Durmieron bien?—Preguntó Kylie.
-Eh… si.
-¿Toda la noche?—preguntó Mamá.
-¿Si…? Eh… si…
Escuche pasos y vi a Robin bajar las escaleras.
-Joder no me dejaron dormir ni mierda con tus gritos.
-¡Robin! ¡Dijimos que seríamos discretos!
-¡Tenía sueño!
-Entonces… ¿Todos nos…?
-Si, si lo hicimos hijo—Dijo mamá, a lo que todos comenzaron a reír.
-Mierda.
-¿Qué carajo le estabas haciendo Elena?—Preguntó Katia entre risas.
Elena me miró con su mejor sonrisa.
-El único que se escuchaba eras tú—dijo Olivia.
-¿En serio se escuchó todo?
-Mas de la cuenta—Dijo Robin con cara de odio.
Sentí como me sonrojaba. Dios, si que debí callarme.
-Cariño, no hagas caso, yo si adoro tus gritos y gemidos.
Y me sonroje aún más. Creo que mi cara era totalmente escarlata.
-Es que… ¿Quién follo a quien? Dios, me tenían harto—Dijo Robin irritado. Ya le conocía eso, cuando no dormía su humor era terrible.
-Bueno pues, ya. Hay cosas más importantes que los gemidos sexys de mi novio.
-Eso no ayuda cariño.
-Lo siento, pero no te avergüences, han sido fantásticos.
-Sigues sin ayudar, y yo no me avergüenzo.
-Ah, ya. Vamos a comer, muero de hambre.
-Dímelo a mi… estoy exhausto—dije en un susurro.
Elena solo sonrió y fuimos a la cocina.
Mientras comíamos ella preguntó.
-¿Prefieres que te diga Ethan o Christian?
-Eh… no lo sé… estaba acostumbrado a Christian pero Ethan también me gusta, y por la familiaridad con el nombre me es fácil acostumbrarme.
-A mí me gusta Ethan, te diré así.
-Ok amor.
Terminamos de comer y antes de ir a la sala Elena me frenó.
-Amor ¿Katia tiene pastillas para el día después cierto? Mira que no quiero niños en mi.
-¿Ni siquiera míos?
-Puedes ser, pero ahora no. ¿Tiene pastillas si o no?
-Sí, ya las traigo.
Fui por las pastillas al cuarto de Katia y se las lleve. Luego si nos fuimos a la sala.
Revisé papeles, documentos y me los grabé, fecha por fecha, lugares y direcciones. Estaba preparado para defender a mi familia.
Alan salió mucho rato después para encontrarse con Haley.
El resto obviamente nos quedamos. Todos estaban en la sala y decidí subir y fumar en el balcón.
Me senté en la pequeña silla. El día estaba algo soleado, pero, si habían algunas nubes blancas. Encendí el primer cigarro, luego el segundo y apunto de encender el tercero la puerta del balcón se abrió mostrando la imagen de Robin.
-Hey.
-Robin.
-¿Me das…?
-¿Sabes hacerlo?
-Ya lo he hecho antes. Necesito uno.
Le tendí uno, el se acercó y se sentó en la otra silla. Encendimos los cigarros y miramos el cielo.
-¿Quieres hablar?—preguntó el a lo que voltee para verlo, pero el seguía viendo el cielo—Porque yo sí quiero, lo necesito—volteo a verme y tenía los ojos cristalizados.
Verlo así, a punto de llorar… ese semblante tan decaído… se veía de nuevo como ese niño dañado… roto… volvía a verse como un niño frágil…
-Solo si quieres…
Lo que estaba evitando.
No quería hablar del tema, me sentía culpable. No recordaba a mi propio hermano y gracias a eso, el había sufrido tanto y yo no hice nada.
-Si no quieres está bien… Yo… yo no quiero obligarte a hacerlo…
Pero, en algún momento debo enfrentarlo, y con esta situación no tengo la certeza de regresar. Debo hablar con el.
-Dilo. Di… lo que sea, desahógate.
-No te sientas culpable… Tu lo diste todo… cuando intentaste salvarme heriste al tipo, le quitaste su arma y le disparaste… es cierto, aún así me llevo, pero diste todo por salvarme…
-Y no lo logré. Y luego te olvidé, y deje que te pasara todo eso…
-No fue tu culpa. La casa explotó, mamá murió, tu… tu caíste contra esa roca muy fuerte… y… y lo olvidaste todo… No eres culpable.
-Pero así me siento… Yo… yo pude haberte protegido… yo pude…
-Pero no pudiste Ethan. Ya pasó, y mira… aquí estoy, sigo vivo…
-Pero te usaron y pude haberlo impedido…
-Pero no pudiste, joder. No ibas a poder, era una maldita organización entera… y tú eras un niño igual que yo… Ya pasó. Aquí estoy vivo y junto a ti.
-Esta bien, no pude protegerte de la organización. ¿Pero como fui tan imbécil y no darme cuenta de que Eva, Haley como sea, te estaba usando en nuestra casa? ¿Cómo no me di cuenta de que era ella?
-Ethan. Cuando eso pasaba tu no estabas en casa, no lo sabías y no te darías cuenta porque ella era cuidadosa con los detalles. Y te recuerdo tuviste muchas lagunas mentales que afectaban los recuerdos y rostros de las personas.
-Pero…
-No hay un pero…
Se volteó hacia adelante y echó la colilla al cenícero.
-Independientemente de lo que pasamos, porque recuerda que no solo fui yo, seguimos siendo hermanos… Y ahora si nos tenemos para protegernos.
-Sí… eres… mi hermano…
Soltó una risa de esa nasales.
-Y tu qué pensabas que no tenías familia… Y mírame, siempre estuve junto a ti.
-Lamento todo… y, en serio… déjame hacerlo, disculparme… lamento lo que te pasó y lo que seguiste pasando casi que frente a mis ojos… lo lamento…
El me miró nuevamente y me sonrió.
-Te perdonaría si me explicas ¿Qué carajos pasó con tu novia que no me dejaste dormir una mierda?
Me reí abiertamente. Después de todo si soy el culpable de su mal sueño.
-Porque… Wao… una noche ruda ¿O que?
Me sonroje un poco pero no quite la sonrisa
-¿Y ese sonrojo que?—Dijo y tomó otro cigarro.
-Eh… abup pues… eh…
-¿Qué dijiste?—preguntó perdido por mi idioma de estúpido—Deja los nervios no te voy a juzgar—Dijo y volteo los ojos.
-Es que… eh…
-Ya. Entonces adivino ¿Te amarró? ¿Te somete? ¿Te maltrata? ¿Qué?
-No… eh… es que si, si lo hace, eh pero…
-¿Pero que? ¿Si hace que? ¿Qué?
-Eh… bueno—¿A dónde se ha ido mi saliva?—Eh si… me somete… y eh, me amarró y esas cosas así…
-Ah. Ok.
-¿No dirás… no dirás más nada?
-¿Decir de qué? Es tu gusto, si te gusta que te golpee, te amarre, te torture es tu problema, no voy a juzgarte por eso.
Me sonroje de nuevo.
-¿Por qué te sonrojas? Es sexo, y si eres feliz así, pues…
-Ya, bueno, comprendo.
-Bueno ¿Me das otro…?
Y la pregunta quedo guindada en el aire.
¿Qué por qué?
Porque una jodida explosión nos lanzó del balcón dejándonos tirados en el patio.
.
.
.
.
.
.Siga bajando al último capítulo.
ESTÁS LEYENDO
Amor y sangre ||Borrador||
RandomAsesinos... Mentiras... Secretos... Una impostora... Un amor... Y sangre.