Capítulo 9

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Dana

No quería contarle a Jacob lo que me pasó, no quiera que se preocupara por mí; ya te tenia bastante de eso. No quería que por contarle lo que paso tuviera que actuar diferente conmigo, no quería que estuviera más pendiente de mi, de como estaba, de lo que me pasaba y de lo que no.

Preferiría mantenerlo en secreto, solo espero que Kristian no se le valla la lengua como se le fue hoy, aunque en este caso no creo que se lo cuente, porque si lo hace no le perdonaría.

A veces cuando pasas por una situación difícil, te hace cambiar, a veces para bien, a veces para mal, en mi caso es ambos, bien para algunas cosas y mal para otras.

Yo soy una persona que cuando se siente cómoda contigo le cuento todo y no paro de hablar y por mis malas experiencia no me gusta que la gente se aburra y pienso que a lo mejor estaría mejor callada, sin abrir la boca, sin molestar... pero la parte buena, es que he aprendido a controlar mis emociones, a esconderlas, y también a ayudar a las personas.

Saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta, la cerré y mi perro empezó a ladrar.

Hi baby! —le dije a mi perro y vino corriendo llorando—. Hola mi amor, hola, hola —dije acariciándole.

Rex se acercó a Jacob y le empezó a oler la pierna. Rex es un pinscher miniatura de color negro y color caramelo, es un perro muy bueno y adorable.

—Rex, él es Jacob, Jacob, Rex—dije presentándoles, Rex empezó a mover la cola de un lado a otro con entusiasmo.

Rex es un perro muy cariñoso no suele atacar y es muy raro que gruña a alguien a no ser que esté jugando.

Empezamos a caminar por el pasillo de piedras que hay hasta entrar a mi casa.

—¿Puedo preguntar porque se llama Rex? —preguntó Jacob algo curioso.

—Porque a mi primo pequeño le encantan los dinosaurios y como lo adoptamos ese mismo día, pues se lo pregunté y le llamamos así —dije mientras estaba en casa —. ¡Ya estoy aquí, familia! —grité.

—Ya era hora —se quejó Tom.

—Oye que tengo cosas que hacer en mi casa, ¿vale?

—Cállate, burro —dijo y le hice burla.

—Cállate tú, cavernícola —dije yo.

—No me empecéis ya —dijo mi madre llegando al salón.

—Ha empezado él/ella—dijimos los a la vez.

—Hola, tu debes ser el amigo de Dana, soy Erica —dijo mi madre acercándose a Jacob.

—Buenos días, Jacob —dijo presentándose, se dieron dos besos en la mejilla.

—Papá está fuera, ¿verdad? —pregunté y mi madre solo asintió —¡Aroa! —grité.

—¡Voy, no me grites! —gritó ella desde lejos.

—Tu también lo estás haciendo —dije riéndome bajito.

Aroa aprecio por el pasillo de la casa, iba muy guapa vestida, tenia un top blanco con una mariposa azul en medio y una falda de cuadros azules y amarillos, con sus zapatos blancos.

Me acerqué a ella haciendo el tonto.

—¡Felicidades hermanita! —dije con felicidad y la abracé.

Con mi hermana siempre me he llevado muy bien, aunque a veces hemos tenidos nuestros piques.

—Gracias —dijo ella abrazándome.

The BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora