Dana
La verdad es que nunca me quede viendo los rayos en una tormenta, pero hoy lo hice, y me encanto, la verdad, ver como todo el cielo se iluminaba gracias a ellos, las formas que crean, son preciosos. Me arrepiento de no haberlos apreciado así antes.
Estaba sentada en el poyete, con mi espalda pegada a la pared mirando por fuera, por la ventana como estaba la noche. Sonaban también truenos y eso no me gustaba, de pequeña siempre que había tormenta fuerte me montaba mis paranoias al sonar los truenos, no me gustan, los ruidos que hacen son muy fuertes y a veces pueden llagar a sonar por minutos y eso siempre a impedido que duerma por el miedo, sinceramente espero que hoy no sea unos de esos días.
Estaba mirando el cielo completando algunos resplandores de los rayos, cuando apreció uno muy bonito. Bajo en línea algo curva hasta abajo, con algunas ramitas saliendo del rayo blanco, precioso. Sonreí inconscientemente por ello y suspire relajada.
—Dana —me llamaron y gire la cabeza, era Jacob.
—Hola —dije poniéndome de pie.
—Hola —dijo el sonriendo y le devolví la sonrisa.
—¿Donde dejó esto? —dijo levantando la ropa de mi hermano que le presté.
—Trae, ahora la meto en el cesto —dije cogiendo la ropa.
—¿Que hacías? —me peguntó.
—Mirando los rayos son relajantes —dije sonriendo al decir eso.
—Si; esperemos que esta noche no haya mucha tormenta —dijo Jacob mirando la ventana.
—Y yo —dije en un susurro mirando por esta también.
Suspire relajada mirando como los rayos iluminaban la pequeña habitación en la que nos encontrábamos.
Nos que os unos segundos en silencio completando la noche con los rayos y algún trueno.
—Bueno, voy a dejar esto en su sitio —dije refiriéndome a la ropa y el asintió.
Baje las escaleras y fui hasta el baño principal que es el que compartimos todos, metí en el cesto la ropa, volví a subir a mi refugio, coloqué las cosas y baje a mi habitación a dormir.
Pasaron las horas y la tormenta fue empeorando, ahora solo eran truenos y algún que otro rayo.
Yo no podía dormir estaba dando vueltas a la cama intentándolo, abrazando a la almohada, con una pierna arriba, de lado, boca arriba, pero nada no podía dormir y eso me frustraba mucho.
Soy una persona que no duerme apenas, que se levanta a las tantas de la mañana, para ir al baño o simplemente porque si, y que encima ahora no podía dormir. Mire mi reloj con ganas de llorar, odio que me pase esto, lo único que me apetece hacer es llorar por la frustración de no poder dormir y eso es lo peor. Eran las dos de la mañana, no hace ni dos horas que nos hemos acostado y por si fuera pocos lo truenos iban aumentando el volumen y eso hacía que me dieran muchas más ganas de llorar y lo hice.
Llore bajito, odio no poder dormir como una persona normal; me levanto a las tantas, tardo en dormirme de minutos a horas, a la mínima que me de un rayo de luz no me vuelvo a dormir por mas ganas que tenga, me despierto con cualquier ruido, de verdad es horrible. Para el resto de persona irse a dormir es como lo preferido del día y para mi en cierto modo lo es, pero que luego te pase estas cosas no tanto, la verdad.
Me levanté de la cama, y me quede enfrente de la habitación que tenía. Yo sabia que si me iba con mi hermana me iba a dejar porque de pequeñas lo hacía mucho, cuando tenía miedo, me iba a su habitación y me dormía con ella.
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The Boy
RomanceDe la noche a la mañana puede cambiar tu vida inesperadamente. Esta es la historia de una chica normal y corriente que una madrugada cambió su vida, conociendo al que puede que sea amor de su vida.