Dana
Estaba terminando de prepararme cuando llamaron al timbre. Abrí la puerta y me volví a meter en el baño terminando de hacerme las trenzas.
—Estas muy guapa —dijo Jacob apoyado en la puerta.
Me miré un momento. Llevaba puesto unos leggins cortos negros y un top beige de tirantes.
—Gracias, supongo —dije terminando de ponerme cacao.
—¿A qué sabe? —preguntó viendo como me echaba cacao.
—No lo se, pero esta rico —dije ofreciéndole el cacao.
Se acercó a mi y literalmente me comió la boca, me besaba como si no lo hubiera echo nunca. Me mordió el labio inferior y se separó de mi.
—Esta rico —dijo lamiendo sus labios y yo hice lo mismo.
—Eres un salvaje —dije dándole en el hombro —. Vete antes de que me vuelvas a comer —dije y se fue riéndose.
Me volví a echar cacao y lo guardé en la mochilita. Me puse las gafas y me fui al salón.
—Ya estoy lista —dije.
—Está bien, vamos —dijo dándome en el culo antes de salir y le fulminé con la mirada.
—No toques lo que no es tuyo —le dije mientras cerraba la puerta.
—¿Entonces tus labios son míos? —preguntó juguetón.
—No —dije.
—Pues entonces para la próxima no te dejas besar —dijo.
—Esta bien, yo no tengo problema —dije y me volvió a besar.
Me deje llevar cerrando mis ojos y apoyando mis manos en sus hombros.
—Mío —dijo separándose.
—Mierda —dije bajito.
—Vamos, anda —dijo levantando su mano y se la agarré.
Cuando llegamos estábamos en el centro comercial, pero eso no es lo que más me sorprendió, sino el echo de que empezara la cita a las mañana a las diez.
—¿Por qué tan pronto la cita? —pregunté mientras entrábamos dentro del centro comercial.
—Porque va a durar todo el día —dijo agarrando mi mano.
Subimos las escaleras mecánicas hasta plantarnos enfrente del mostrador de un sitio lleno de camas elásticas llamado Urban Palnet.
—¿En serio? —le pregunté con una sonrisa.
—En serio —dijo él.
—Buenos días, ¿a que nombre está reservado? —preguntó una chica al otro lado del mostrador.
—A nombre de Jacob —dijo Jacob.
La chica se aseguró y nos dio unos calcetines especiales para estos sitios.
Nos dejaron entrar y fuimos a quitarnos los zapatos para ponernos los calcetines que nos dieron.
Los calcetines tenían la suela como de goma para que no te resbalaras.
Metí mis gafas en mi mochila y la metimos en una taquilla junto con nuestros zapatos.
Jacob se guardó la llave en los bolsillos de sus pantalones negros con cremallera.
Me fui corriendo sin esperar a Jacob hacia las camas elásticas y me puse a saltar de una a otra mientras me reía.
Hacia muchísimos años que no venía aquí. La última vez que viene fueron con mi abuelos y mis hermanos, y me acuerdo que acabe con un cacho moratón porque se me coló una pierna entre el suelo y la cama elástica.
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The Boy
RomanceDe la noche a la mañana puede cambiar tu vida inesperadamente. Esta es la historia de una chica normal y corriente que una madrugada cambió su vida, conociendo al que puede que sea amor de su vida.