Capítulo 8

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Llevaba unos días en casa de mi hermano, mis padres vinieron a celebrar la nochebuena aquí y claro, se enteraron de todo. No hay ni rastro de los Carlini, claro, que tampoco les conviene meterse mucho con los Carlini ya que son socios.

La Navidad la celebramos en la gran mansión de los Romero, o sea en mi antiguo hogar, bueno, mi casa, en breve voy a volver. Abrimos muchos regalos, como siempre, este año no compré nada a nadie, no estaba de humor,  pero todos incluyeron mi nombre en sus tarjetas navideñas. Me asombré al encontrar en mis regalos un sonajero, un biberón y un body blanco de parte de mi madre y de Raquel. Últimamente ya no vomitaba, pero sí, sigo embarazada.

Dos días después ya estaba colocando mi ropa en mi viejo armario... Estamos de vuelta a casa, por navidad. Nadie sabe nada de los Carlini, y parece que han decidido que sea un nuevo tema tabú.

Para año nuevo una gran fiesta apareció en mi casa. Mi hermano y su pequeña familia lo celebraron en su casa con unos amigos, yo en cambio debí asistir. Me puse un vestido rojo ajustado con los brazos de encaje.

Un poco antes de las campanadas vi a Rubén, el también me vio a mi. Estaba hablando con un grupo de señores mientras yo sostenía mi copa con doce uvas en su interior. Él se dirigió en mi dirección en la campanada numero 8, un paso campanada, un paso otra campanada. Dos pasos más. ¡Feliz año nuevo! Y justo cuando comenzó el año nuevo aproveche para escabullirme y retirarme a mi cuarto.

 Él no consiguió alcanzarme, igual que yo mis sueños no alcance la felicidad, por lo que se volvieron pesadillas


Todos tenemos una historia que contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora