Capítulo 4: Yo no era la única sorpresa

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El armario era muy pequeño para los dos, estaba segura que sentía mi respiración agitada en su cuello igual que yo sentía la suya en el mio.

-Siento que te enteres pero me gustas mucho y no podía dejar pasar la ocasión...- dijo en susurro

-No se que decir- la verdad es que su presencia me ponía nerviosa, despertaba algo en mi que no había sentido nunca por nadie, ¿sería amor a primera vista? yo nunca había creído en esas cosas, quizá no fuera amor, quizá solo era atracción física, el chico no estaba nada mal, no iba a negarlo.

-No tienes que decir nada, apenas nos conocemos, pero se que sientes lo mismo, cuando me vistes el otro día en el medico y cruzamos miradas te pusiste nerviosa, empezaste a temblar como lo estas haciendo ahora y tu pulso se aceleró.-se escucho que alguien me llamaba de fondo, era Mario, era el momento de anunciar nuestro compromiso.

-Debería irme, me están buscando- Mario empezó a dar un discurso sobre nosotros, nuestra relación y el amor- tengo que irme.-intente salir pero me detuvo.En realidad no quería salir de allí, me era tan familiar, me hacia sentir tan bien.

- No te cases, eres muy joven, no os queréis, piensa en todo esto... Bueno a lo mejor podemos ser amigos, creo que con eso podre conformarme- su sonaba triste, le acaricie el lado derecho de la cara y le di un beso en la mejilla y salí de allí.

Fue muy vergonzoso, todo el mundo me estaba mirando, fue peor cuando Rubén salio detrás mía, se escucho un gran ooh por toda la sala, algunos se reían y otros se quedaron sin palabras, Mario agacho la cabeza y mi madre se llevo las manos a la cara. Rubén y yo hicimos como si nada, yo subí al escenario con Mario, siguió con el discurso, que no escucheen ningún momento, estaba demasiado atenta en Rubén. Mario se giró hacía mi.

-Isabel Ramos Marinelli, ¿quieres casarte con migo?- todo el mundo nos estaba mirando, muchos me asentían con la cabeza para que dijera que si, encontré a Rubén entre los cientos de invitados,¿tendría alguna vez una posibilidad con el?¿Sentía algo por aquel chico que se me había declarado sin apenas conocerle?.

-Isabel responde- susurro Mario rompiendo todos mis pensamientos.

-Claro, casémonos-dije sin mucho entusiasmo.Sonaron aplausos y felicitaciones, todos estaban alegres, todos menos yo, y supongo que Rubén. Le vi alejarse entre la gente que me rodeaba para felicitarme , me mir'y me dedicó una morada triste, salió de allí y yo intente ir tras él , pero había demasiada gente rodeandome y felicitandome por mi maldito compromiso.

Las tres siguientes horas estuve vagando por aquel salón con una sonrisa forzada y recibiendo demasiadas felicitaciones, Mario iba a mi lado y charlaba con todo el mundo, a él esto se le daba bien, era muy carismático.

-Isabel, ¿estas bien?- me pregunto mi padre- no hagas nada que no quieras hacer, el bebé estará bien aunque sus padres no estén juntos, ahora hay muchos niños así, no hagas caso a tu madre, ella siempre a soñado con esto y se lleva muy bien con los Carlini.

-Estoy bien, y ya se que no tengo que porque hacerlo, quiero hacerlo, tengo tiempo de arrepentirme, además siempre me quedara el divorcio, como tu dices hay mucha gente que lo hace ahora.

-Vale, solo quería que lo supieras.- me dedicó una solrisa triste y humilde y le abracé.

-Grcias pápa- se despido de mi con la cabeza y se alejó.

Alguien me tapo los ojos con sus manos.

-¿Quién soy?-claramente era Bianca y se escuchaba la risa de Elena también.

-Ya basta Bianca- dije mientras me daba la vuelta y me liberaba de sus manos- Hola Elena- me saludo con la cabeza.

-Cuéntanos, ¿cómo haces para ligar hasta en tu fiesta de compromiso?- se refería a lo sucedido con el armario, solo de que lo sombrara se me erizaba la piel.

Todos tenemos una historia que contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora