Todos tenemos una historia que contar

Capítulo 20

-Pasa anda que hace frío.

Entre en la que antes también era mi casa. Todo estaba igual que cuando me fui.

-Imagino que has venido a por tus cosas, te dejaste...

-No, he venido a hablar.-no me iba a andar con tonterías.- creo que ya es hora de afrontar que me dejaste embarazada y luego nos abandonaste como a un maldito perro.- me sorprendió a mi misma que aún no hubiera empezado a gritar.- Dime Mario, ¿Dónde diablos has estado? Ha tenido que ser un sitio magnifico para abandonar a tu mejor amiga, supuesta prometida y a tu futuro hijo.

-Lo siento, de verdad que no lo tenía planeado, iba a volver, yo...

-¿Tú?¿Tú qué?¿Necesitabas pensar? ¿Estar solo?¿Y yo Mario?¿No pensaste ni en mi ni en tu hijo? Te dije que no te hicieras responsable si no querías, pero tu te comprometiste, para luego largarte.

-Tienes razón, pero he pensado mucho en vosotros, por eso me fui. Me iba a casar con la chica a la que siempre he querido, y no solo como amiga aunque tu te empeñas en no creerlo. Lo intestaste conmigo obligada por tus padres, me besabas y nos acostamos solo por obligación, cuando yo lo único que quería era que me quisieras solo por lo que soy. Y entonces te quedas embarazada. Iba a pasar lo que siempre había soñado, iba a formar una familia contigo, pero no como yo quería Isabel. Y aquel dia en el parque realmente pensé que me podías llegar querer, me besaste maldita sea. Pero luego llegamos a esta casa y no querías ni dormir conmigo, yo me derrumbé. Íbamos a estar juntos para siempre, sin estarlo, tu serías infeliz, yo también, y con eso nuestro hijo, no quería un futuro así para él donde sus padres juntos no se quieren. Decidí irme, por mi si, egoístamente, pero también por ti. Y ahora se que tu no estarás conmigo porque sea lo correcto, estarás con quien realmente amas. Podemos criar a este bebe juntos, pero como amigos, amigos que se quieren.- sinceramente no sabía que decir, todo había dado la vuelta yo no sabía que...- Ahora he conocido a alguien, y estoy empezando a querer, y se que tu también lo estas haciendo. Ella me hace feliz, y tu eres feliz, podemos hacer a nuestro hijo feliz.

-¿Qué?

-Ella esta empezando a aceptar todo esto, y creo que realmente me quiere.

-Espera, espera, ¿Ella lo sabe?

-Sí, y quiero que sepas que ha pesar de todo voy a estar ahí para ese niño y para todo lo que necesitéis, quiero volver a ser tu amigo, que es lo que siempre debimos ser, y dejarnos de tonterías. Piensa en Lucas, él tenía esa capacidad de perdonar, y él también huyó cuando iba a ser padre. Incluso Alejandro salió a dar un paseo de dos días. Yo solo necesitaba asimilarlo y alejarme por un tiempo, pero mi intención siempre fue volver.

-Si es niño se llamará Lucas.- y con esa frase él entendió que le había perdonado todo lo que hasta el momento podía.

-¿Puedo abrazarte?- y esta vez yo le abracé a él, dándole un beso en la mejilla. Ese gento hizo más que todas las palabras que pudiera decirle.

Yo no quería a Mario como quería a Rubé, pero Mario y yo habíamos nacido para permanecr juntos como amigos. Amigos que están en las malas y en las buenas, para perdonar todo lo malo y más. Todo el mundo necesita segundas oportunidades.

-¿Puedo...?-preguntó nervioso señalando mi tripa, yo sonreí y asentí. Fue entonces cuando su mano rozó mi piel y por primera vez sentí una patada desde dentro de mí. él me miró asombrado y yo le hice saber que era la primera vez que sentía la patada de nuestro hijo.