Capítulo 18

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Una vez en la zona de oncología sólo tuve que preguntar por ella, mi padre me dijo que luego vendría a recogerme si lo necesitaba.

Yo me dirigí a la habitación que al parecer estaba vacía porque la estaban haciendo unas pruebas... No podía perder a Elena, no podía perder a más gente en mi vida. Perdí a mi hermano mayor, perdí a mi madre con él, a mi mejor amigo y perdería a Elena también. No podía, simplemente si perdía a alguien más o mi corazón estallaba de dolor o se volvía de piedra. ¿Cómo podía darle una buena vida al bebé que llevaba dentro si yo misma pensaba q algún día alguien o algo acabaría con ella? Una nueva vida iba a nacer en menos de tres meses y yo ni siquiera lo había meditado, quizá no había querido meditarlo. Ni siquiera sabía el nombre o el sexo, aunque tenía muy claro que si era niño se llamaría Lucas, pero si era niña...

-¿Isabel?

-¡Elena!- Me levanté rapidísimo a abrazarla, aunque me sorprendí al verla, estaba tan distinta...Había engordado, había empezado a perder algo de pelo. Se la veía desaliñada.

-¡Madre mía Isa! ¿Qué tienes ahí? ¡Pedazo de tripa! Estás gordísima.

-Gracias Elena, yo también te quiero- y nos echamos a reír.

-Lo siento, sólo me ha sorprendido.

-No importa, ¿tú qué tal estás?

-Pues como una mierda, me pasó la vida cansada por la medicación, sin ganas de nada. Aunque no duele, es muy molesto. Pero bueno como este será mi último verano...

-No digas eso, ya verás como vas a venir a la graduación de este pequeñín- digo tocandome la tripa.

-Si bueno, más quisiera...

-¡NENAS!

-Dios Bianca no grites, que esto es un hoapital.

-Perdón señoritas... Oye Elena, ¿dónde esta ese compañero de habitación tuyo que tiene un culo de toma pam y moja, con el que perderás la virgimidad para no morir virgen?

- Tú nunca cambiarás Bianca- dije mirándola mal.

-¿Quién te ha dicho que soy virgen?- contesta Elena divertida guiñandole un ojo a Bianca, mientras esta abre la boca asombrada, al igual que yo.

Nos sentamos las tres en la cama teniendo una tarde que las rres necesitabamos, más unidas que nunca porque quizá una de nosotras no se quede aquí...

Todos tenemos una historia que contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora