Darío y Nevada me llevaron hasta el bungalow llamando a Luciana para que los ayudara. En cuanto observó lo que sucedía, corrió a mi encuentro.
-¿Qué ha pasado? -preguntó consternada.
-Lo hirieron en un fuego cruzado -contestó Darío-. Consigue unas toallas, hay que detener la hemorragia.
-Iré por el doctor para que lo atienda -avisó Nevada saliendo del bungalow.
Luciana corrió hasta el baño para hacer lo que Darío le pedía. Me llevó hasta la cama acomodándome sobre ella con cuidado. El dolor que experimentaba era tan agudo, que terminé perdiendo el sentido.
Fluctuaba entre estados confusos de conciencia e inconciencia. Una de las veces que recobré el sentido, observé que Luciana se encontraba a mi lado reteniéndome la mano entre las suyas. La hemorragia había sido contenida por el doctor que había extraído un proyectil de mi cuerpo. Tras eso, comprobaba mi ritmo cardiaco.
-Es necesario que repose lo más posible -le comunicó a Darío-. Perdió una importante parte de su volumen sanguíneo y eso lo debilitará. Deberán curar la herida cada día para evitar que se infecte.
-Yo me encargaré -contestó Luciana para mi sorpresa-. ¿Va a estar bien?
-Descuide, es un hombre fuerte y pronto logrará recuperarse. Por fortuna, un proyectil lo traspasó sin tocar ningún órgano vital y el otro se encontraba alojado en la superficie del abdomen. Es necesario que le administre los antibióticos como lo indico en la receta. En caso de que el dolor sea agudo puede doblar la dosis del analgésico.
Cuando el doctor abandonó la habitación entró Julián Cantú averiguando mi estado. Luciana seguía a mi lado sin soltarme de la mano con una expresión en el rostro que me llevaba a pensar que su preocupación por mí era genuina.
-Me he llevado un tremendo sobresalto cuando Nevada me informó lo que ha pasado.
-Lamento haber perdido la concentración-externé.
-Eso es lo de menos, aquí lo que importa es que te recuperes sin contratiempos. Estuviste a punto de perder la vida y eso sí hubiera sido irreparable.
-¿Qué ha pasado con Álvarez? -pregunté intrigado.
-Ha sido abatido, al igual que sus hombres -contestó Darío-. Te debo una, Leonel.
Ahora descansa todo lo que puedas. Estaré pendiente de tu recuperación -dijo Julián antes de abandonar el bungalow seguido por Darío.
-¿Te duele mucho? -preguntó Luciana.
-No voy a mentirte, siento un dolor penetrante.
-¿Qué fue lo que pasó?
-Estábamos en medio de una tarea. Nos atacaron por ambos flancos. Cubrí a Darío cuando vi que un tipo apuntaba hacia él. Confiaba que lograría herirlo antes de que disparara.
-No debiste exponerte así.
-Lo sé. Sucedió en un segundo.
-No hables más -dijo con una ternura que jamás había escuchado de sus labios-. Debes descansar. Dejaré mi puerta abierta por si necesitas algo.
-Agradezco tu preocupación.
Se levantó dirigiéndose con lentitud hacia su habitación sin que lograra salir de mi asombro al analizar su actitud. Quizá mi cercanía con la muerte había logrado sensibilizarla para mi satisfacción.
A la mañana siguiente, desperté y la observé de pie al lado de mi cama con lo que pude comprobar que lo sucedido la noche anterior no había sido un sueño. Luciana se mostraba tan atenta como hasta hace unas horas.
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Sobreviviendo a tu amor
RomanceLeonel Medina es un sicario despiadado; por sus venas corre la sangre de un asesino que no se tienta el corazón para cometer los más atroces crímenes. Sin imaginarlo, encuentra el amor donde menos se lo espera, no obstante, el destino se encarga de...