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Cuando llegué con ella a la bati-cueva, la dejé en una camilla de las que hay en ésta.

Corrí a cambiarme para poder llevarla arriba a algún cuarto para que descansara pues ya pasaban más de la una de la madrugada.

La cargué de nuevo y la llevé arriba, tratando de no encontrarme a ningún miembro de la familia.

Subí sigilosamente las escaleras de la mansión cuando de repente escucho que alguien carraspeó a mis espaldas.

- vaya vaya pero miren a quien tuve el gusto de encontrarme- dijo el fastidioso de Jason, que es uno de los recogidos de mí padre.

- ¡ Agh ! No me vengas a joder Todd- le dije con un poco de cansancio en mí vos mientras me volteaba para verlo a la cara.

- ¿Demonio que haces con ésta chica tan linda en tus brazos?-

- eso a ti no te importa Todd- dije yo con cierto enojo.

- claro que si me importa bolita de odio, la trajiste a la mansión - dijo un poco tranquilo

- !cállate! maldito yo sé lo que hago - dije mucho más molesto a como estaba antes.

- entonces no te importa que le cuente a- no pudo terminar por que en ese momento Alfred llega e interviene.

- se puede saber que pasa aquí y por qué el joven Damián tiene a esa señorita en sus brazos?-

-yo la traje aquí por que la encontré en un callejón junto a unos tipos que la estaban molestando - dije con una voz neutra, claramente no les iba a decir que no tuve mas alternativa que traerla aquí porque no sabia donde vivía, y tampoco les iba a decir que los tipos abusaron de ella, quería ahorrarle la incomodidad.

- ya veo, pensé que el enano quería compañía ésta noche -  me dijo el muy pervertido.

- !cállate idiota ! tu que sabes pervertido - dije prácticamente gritándole.

-  ay bueno ya me voy - dijo y se fue.

Yo aproveché para llevarla a mí habitación para que pudiera descansar y yo me dormiría en el sofá que está cerca de mí cama.































A la mañana siguiente cuando desperté me dí cuenta de que ella aún no lo hacía, así que algo en mí me dijo que avanzara hacía dónde estaba ella para poder admirarla ; y eso fue lo que hice.

Cuando me dispuse a apreciar su extraordinaria belleza quedé en un trance viendo esas hermosas facciones que poseía.

De repente pude ver cómo se iba despertando de apoco por lo que me alejé para que cuando me viera no se sintiera incómoda.

- mhhm dónde estoy - habló algo adormilada.

- buenos días- le dije yo tratando de sonar lo más tranquilo posible.

- ¿ quien eres tú ? - me preguntó algo exaltada - ¿ por qué estoy aquí ? ¿ quien me trajo, tú ? -

- oye podrías hacerme el favor de calmarte un poco - necesitaba que se calmara, para que después no me fuera a tratar de golpear o algo así. Claro que de todas manera no podría hacerme nada.

- y como por qué debería - preguntó con un tono desafiante.

- pues por el simple hecho de que te traje a mí casa después de verte casi muerta en un callejón - que carajos le pasaba, la salvo y así me agradece - además de que si no lo hubiera hecho quien sabe que te abría pasado - dije con cierto tono de burla, al parecer no recordaba que  anoche no tenía ropa. Pero Alfred me dijo  que debía prestarle algo para que no sintiera tanto frío así que tuve que ponerle algo de mí ropa.

- me da igual, tampoco es como si te hubiera pedido ayuda - ¡ carajo ! ya me está cansando su actitud.

- muy bien escucha no hagas que me arrepienta de haberte traído aún siendo una desconocida - vamos a ver si por fin se calla.

- pues como te dije - iba a seguir hablando pero la interrumpí por qué escuché que alguien hablaba en el pasillo, que está fuera de mí alcoba.

- ¡ shhhh ! no hagas ruido cállate - le dije tapando su boca pero obviamente con nada de  delicadeza.

- oye tú no me - le volví a tapar la boca solo que puse una mano detrás de su cabeza y la otra en su boca.
Pude notar como su hermoso rostro, más específicamente sus mejillas se tornaban de un leve color carmesí. Pero no le presté mucha atención a eso.

- escúchame muy bien - le dije susurrando pero lo bastante fuerte como para que me escuchara - si alguna de las personas que vive en ésta casa entra por esa puerta y te encuentran aquí - quité mí mano que tenía detrás de su cabeza y señalé la puerta - te aseguro que vas a estar en serios problemas - ella me miró con cierto miedo pero luego volteó su mirada.

Siempre voy a estar para ti ( Damián Wayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora