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Narra Elizabeth




En el momento en el que me abrazó sentí que mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados.


Fue una sensación tan hermosa que no pude evitar llorar.


Aunque no solo lloraba no no; sino también por el miedo que sentía en esos instantes por el shock que la pesadilla me había dejado.


Me sorprendrió cuando sentí sus manos grandes, suaves y frías sobre mis caderas para poder subirme en su regazo y abrazarme. Pero no me importó y dejé que lo hiciera, al fin y al cabo yo solo buscaba consuelo. 







































Comencé a calmarme lentamente, hasta que puede respirar un poco mas regularmente.

Pero seguía temblando como si estuviera en el Polo Norte y eso me estaba haciendo enfadar, de cierta forma, pues, estaba mostrando mi lado mas vulnerable hacia la persona que mas me odia.

















Siempre voy a estar para ti ( Damián Wayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora