Libro 2: Capítulo 9. "Por favor"

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61: "Por favor"

61: "Por favor"

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Kayla

No usé mis colmillos para morderlo, porque no deseaba beber su sangre, pero Aleksi igual soltó un alarido ronco y excitado que lo puso a temblar aún más debajo de mí.

Revolqué mi trasero por encima suyo, proyectando aún más esa aura de poder y tortura donde lo tenía sometido. Apreté más la mano en su garganta y la mano de Aleksi, que hasta ahora había estado clavado en la arena, conteniéndose, se aferró a mi muslo.

Había desesperación en ese agarre, una necesidad de tenerme más cerca, de que siguiera. Lo complací. Bajé la mano hacia la base de su cuello y arrastré mi lengua por toda su piel. Lamí el hueco el hueco de su garganta, alternando con besos intensos y apretones fuertes de mi pelvis contra sus pantalones hinchados y calientes.

—¿Qué es lo que deseas? —ronroneé, dándole suaves mordidas. Los dedos de Aleksi se clavaron en mi piel, subieron por mis piernas y se enterraron debajo de mi falda. Tironeó de mi trasero hacía él, haciendo una referencia de qué era lo que quería: enterrarse profundo dentro de mí.

Pero todavía faltaba para eso.

Deslicé mi mano libre por su fuerte pecho y mi nariz por su cuello, en una caricia tentativa que lo hizo jadear mi nombre. Mis uñas rascaron su vientre tibio y se estremeció, con el deseo que le ardía a flor de piel, líquido debajo de mis caderas.

Mis labios alcanzaron ese rinconcito debajo de su oreja que lo hizo estremecer y arremetí con intensas succiones que lo desarmaron. Trasladé la mano de su garganta a su nuca y con la otra seguí bajando, hundiéndola bajo la tela que lo separaba de mí.

Aleksi gimió fuerte y le di una larga lamida a su mandíbula antes de alcanzar su boca. Le dí un beso feroz y salvaje. Tiré de su nuca hacia arriba y profundicé, hundiendo mi lengua, saboreando la suya, recorriendo su paladar.

No le permití respirar, ni moverse ni tomar ventaja. Lo aprisioné contra la arena mientras las olas peinaban nuestros pies. Me invadió una extraña excitación, fascinante y nueva, que tenía que ver con mis sueños de ver el mar azul claro, de disfrutar del calor, de pasar momentos con quién amara.

Lo amaba, más de lo que sabía que jamás amaría a nadie más. Pero, además de eso, él me ponía como nunca nadie me puso antes. Era una mezcla perfecta de deseo y cariño y eso no podía ser más perfecto para mí.

—Kayla —suplicó Aleksi. Sus piernas se tensaron. La presión debajo de mi se sintió casi dolorosa y me alinee a su cuerpo para poder sentirlo todo.

—¿Qué? —le dije, alejándome unos centímetros y llevándome su labio inferior conmigo. Jadeó, lleno de avidez.

—Por f...

Volví a ponerle la mano en la garganta. Se quedó con la palabra pegada a la lengua, incapaz de soltarla, y le dirigí una mirada de advertencia.

—Nada de por favor —le dije, en tono bajo—. No puedes pedir nada hoy, a menos que yo te pregunte.

Hodeskalle [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora