❝En los años de juventud, Jungkook hizo pedazos el corazón de Taehyung. Cinco años después, el destino los pone en un mismo camino. Aunque piensen que la vida los está atormentando, lo cierto es que les está dando la oportunidad de sanar heridas y s...
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SONG! Bon Iver & st. Vicent - Roslyn
(Pueden escucharla desde ya, o desde el símbolo ♪)
Suelto un lánguido suspiro mientras me desparramo sobre la banca metálica en medio de los casilleros. Esto no es una competencia, pero por primera vez he terminado mi trabajo antes que Hyunjin. Al pobre le falta atender una mesa todavía, y aunque podríamos quedarnos un tiempo extra haciendo de meseros, el cansancio es más fuerte que las ansias de dinero.
Aún echado en medio del vestidor, saco el móvil del bolsillo de mi pantalón y esbozo una sonrisa al leer el mensaje que Taehyung me ha enviado horas atrás. Me pregunta cómo va mi suerte y si no me he encontrado con una mujer llamada Taeyeon. A pesar de que su escritura es simple, lo imagino poniendo mala cara cuando termina de escribir ese nombre.
Hace dos días decidimos ir al restaurante Moonflower por segunda vez. Apenas trascurrieron unos pocos segundos cuando nos retractamos, pues Taeyeon y Yugyeom cenaban no muy lejos de donde nosotros estábamos. La mujer sonreía y le mostraba algo a Yugyeom, a lo que él solo asentía con un semblante serio.
Lo gracioso de todo esto es que no tuve que pedirle a Taehyung salir de allí, él me miró en el preciso momento en que me disponía hacerlo y, de ese modo, salimos a trompicones de ese lugar. Él por Taeyeon y yo por Yugyeom, y aunque terminamos cenando en un local pequeño, burlándonos un poco sobre eso, ninguno se cuestionó porque huíamos de esa manera.
Le respondo que he tenido suerte y no la he visto. Me guardo el móvil, agarró mi maleta y me preparo para salir. Busco a Hyunjin con la mirada, sin embargo, no lo encuentro y, en su lugar, noto al barman, que me hace señas.
—Ya te vas, ¿no es así? —curiosea al acercarme.
—¿Quieres que ayude con algo más? —le pregunto un deje de aspereza.
Menea la cabeza.
—Yugyeom quiere verte en su oficina. No sé po... ¡Eh! Pero no te pongas así —exclama después de haber sentido millones de hormigas caminando sobre mi piel. Hace semanas que no nos hablamos, no a solas—. Necesitas un shot, ¿quieres uno? —Asiento y él corre a prepararlo—. Mira, no creo que sea por algo malo. Has hecho un buen trabajo y muchos tenemos constancia de eso, así que tu tranquilo.
Asiento con una mirada de agradecimiento y le recibo el shot. El vodka me quema la garganta en cuanto lo bebo. A ver: las cosas fueron incómodas la primera semana luego de nuestra última cita —que por cierto me suena raro, me provoca retorcijones en el estómago—, luego pasaron a hacer neutrales: nos veíamos, él saludaba y yo le contestaba quizás un poco seco, pero ya no. Casi me da igual. Es decir, han pasado casi cuatro semanas desde entonces.
¿Esta discordancia podría provocar un despido?
No, Yugyeom no puede despedirme. Necesito el dinero. El pago de Taehyung ya se ha ido todo y el dinero de la quincena pasada es lo único que tengo guardado. Él no mezclaría lo personal con lo laboral, me lo dejó muy en claro esa vez, así que sería un despido injustificado, ¿no?
