⠀⠀Capitulo 13

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Después de estar sentado afuera de una tienda de conveniencia por una hora, he llegado a la conclusión de que me enamoré de Taehyung en la secundaria

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Después de estar sentado afuera de una tienda de conveniencia por una hora, he llegado a la conclusión de que me enamoré de Taehyung en la secundaria. Creo que en ese entonces lo sabía y por eso estaba ansioso la mayor parte del tiempo. Es decir, mi ansiedad comenzó desde mucho antes y empeoró con Jay, pero fue durante ese trayecto que aquellos pensamientos y emociones me convirtieron en un huracán que amenazó con llevarse todo a su paso.

Desde hace un tiempo me he cuestionado si lo que sentía por Jay era amor o no. En ese entonces creía que estaba enamorado. Y ese amor se convirtió en tortura, por eso temía enamorarme de nuevo. Temí estar enamorándome de Taehyung poco después de que comenzáramos a acercarnos más. Y fue ese miedo irracional lo que se salió de control. Hice y dije todo tipo de cosas para separarnos, aunque no quería perderlo. Quería que volviéramos a hacer amigos y, al mismo tiempo, lo quería todo de él.

Siempre fue el miedo. Aún sigue siendo eso.

No odio a Taehyung. Tal vez estoy molesto por no haberme comprendido, pero en ese momento no podía esperar que lo hiciera. Ni siquiera yo podía entenderme.

¡Sigo sin hacerlo!

Tomo una bocana de aire. La cabeza me punza en los costados y la tercera lata de cerveza sigue danzando en mi mano.

Es tan complicado.

Lo único claro que tengo en mi memoria, es que lo lastimé. Incluso si ahora está seguro de no haberme amado en ese entonces, no deshace lo que pasó entre los dos. Lo jodí, realmente lo jodí...

—¿Oppa?

Levanto la cabeza, extrañándome de ver a Ahin de pie frente a mí. Tiene el cabello suelto y enredado, medio escondido bajo su abrigo. Lleva una mochila en la espalda y deduzco que recién ha llegado de sus clases.

—Ahin —menciono, de repente, más centrado. Sobre la mesa hay tres latas de cerveza medio aplastadas y la cuarta, que está a la mitad, entre mi mano—. Quería... Vine a relajarme un poco, pero iré a casa más tarde.

—¿No has ido a casa todavía? —Meneo la cabeza y ella asiente distraída, mordisqueándose el labio inferior—. ¿Puedo quedarme contigo?

—No iré a beber al parque ni me quedaré mucho rato, lo prometo. Debes estar cansada, así que ve a casa —insisto.

—Está bien si te emborrachas, oppa. No importa.

—¿No?

Ella no dice nada más, se quita la mochila de los hombros y se sienta, mirándome y evitando hacerlo al mismo tiempo.

—¿Puedes darme una cerveza?

Ahin ha estado actuando extraño desde la última vez que me emborraché. Ha sido más amable y atenta, más empática. ¿Tal vez le grité? Es probable que haya dicho algo que la hiriera.

después del odio » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora