⠀⠀Capitulo 21

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Hay demasiado silencio, es lo primero que pienso al despertar

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Hay demasiado silencio, es lo primero que pienso al despertar. Aquí entre mis brazos está oscuro y caluroso por mi respiración. Me muevo, alzando la cabeza con parsimonia, encontrándome con las sillas y el escritorio del profesor vacíos. Las ventanas siguen cerradas por la nevada y el calor se sigue expendiendo a mi alrededor.

Estos días no he podido descansar bien. Después del encuentro con Taehyung, mi cuerpo se ha vuelto débil, inestable. No es todo por el sexo, sino por el frío, que me hizo enfermar y permanecer encerrado en mi habitación los dos días siguientes del acto. Anoche me quedé hasta tarde poniéndome al corriente con las clases y no ha sido fácil mantener la atención el día de hoy. No sé en qué momento me quedé dormido.

Tomo una bocana de aire y me echo hacia atrás, estirando mis brazos y arqueando mi espalda hasta escuchar un crujido de mis huesos que me hace sentir aliviado. Cuando me vuelvo a encorvar y giro la cabeza, ahogo un grito, sobresaltado. Hansol está a mi lado, mirándome fijamente con una sonrisa muda tirando de sus labios.

—Das miedo —comento.

—Más miedo das tú, eres muy distraído, hyung —replica, burlándose de mí—. ¿Ya te sientes mejor?

—¿Qué?

—Le dije al profesor que te dejara dormir un rato porque te sentías mal. ¿No era así?

—Solo tenía sueño.

Hansol deja de sonreír, torciendo el gesto y llevándose las manos a la cintura. No lo sabe, pero parece mi madre cuando va a regañarme.

—¿En serio? Las clases acabaron hace más de diez minutos, hyung. Te hubiera llamado en cuanto terminó. —Se levanta con aire enfadado, más yo sé que no lo está y solo quiere llamar mi atención—. Deberías de invitarme a beber, o comer algo para compensarme.

—Un día de estos, lo prometo.

—¿Cuándo nos graduamos? Tanto tiempo juntos y nunca hemos ido a beber —se queja, guardando sus cosas—. Solamente nos hemos reunido en la biblioteca para los trabajos. Eso no es justo.

Suelto aire, tomando mi mochila y poniéndola sobre mis hombros. Si bien podría ir a beber algo con él justo ahora, me prometí que invitaría a Jia a comer afuera. Me temo que, desde su intervención, ha estado actuando de forma extraña. O quizás exagero, pero siento que se esfuerza demasiado por sonreír.

Ambos salimos del salón y él se adelanta unos segundos mientras yo cierro la puerta. Finalmente lo alcanzo, notando que revisa su móvil. Y es justo ahí que pasa la imagen de él en un taller de alfarería. Me dijo que fue hace unos meses e hizo una taza pequeña porque una más grande le suponía demasiado trabajo.

Quiero intentar hacerlo. Quiero ir allí con Jia y pasar tiempo juntos.

—Hansol, ¿dónde queda el taller de alfarería? —le pregunto sin resistirme.

después del odio » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora