⠀⠀Capitulo 23

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SONG! Lana del Rey - Cinnamon Girl

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SONG! Lana del Rey - Cinnamon Girl

(Escucharla cuando vean este símbolo ♪)


Respiro frenéticamente mientras miro al cielo. Estaba haciendo un buen día, con un sol que proyectaba buena luz acompañado de un frio seco. Ahora hay una lluvia torrencial que amenaza con empaparme los zapatos, y eso que estoy cubierto bajo el techo de una tienda de comestibles.

Agarro aire, limpiándome el sudor de la frente con el dorso de mi mano.

Vaya suerte la mía.

Si no fuera porque me detuve en la pastelería, hubiera podido llegar sin problemas al edificio de Taehyung.

Un par de minutos lo cambian todo.

Cierro los ojos y me centro en relajar los músculos. El petricor es saludable para el alma, más para la mente, y me quedo un rato observando la lluvia. Las gotas caen con tanta fuerza que, efectivamente, rebotan y me mojan la punta de los zapatos. Podría entrar a la tienda y quedarme allí, pero es que esto tampoco me disgusta.

Me gusta la lluvia. Tanto que podría seguir avanzando sin miedo a mojarme. Extiendo mi mano libre, porque con la otra sostengo las asas de una bolsa en la que han metido un postre de duraznos. La sensación de la humedad en mi mano es relajante, como si fuera un poso que es llenado hasta desbordarse.

Espiro y sigo mi camino, empapándome por completo. Es tal la fuerza del agua que me cuesta abrir los ojos, pero sé que debo seguir en línea recta. Abrazo la bolsa contra mi pecho mientras corro y disimulo mi gozo.

Mi mente siente paz por primera vez en semanas. Nada me preocupa más que resbalar o chocar con alguien. Así que cuando llego al edificio, se me es difícil mantener el ritmo y dejo de sonreír, preocupándome ahora por evitar encharcar el suelo, a pesar de ser una tarea imposible.

—Buenas tardes —saluda el guarda de seguridad—. Adelante, siga.

Me deshago del abrigo, escurriéndolo lo más que puedo antes de entrar al vestíbulo. Dejo un camino de agua tras de mí, pero el hombre no pone mala cara ni intenta hacerme sentir mal por eso.

—Hola. Vengo a ver a Taehyung.

El hombre asiente, tecleando algo en su portátil. Me castañean los dientes y el abrigo me pesa. La bolsa tiene un buen nudo, sin embargo, me preocupa que le haya entrado agua por algún orificio que no haya alcanzado a notar.

—¿Quiere dejar su abrigo aquí? Puedo colgarlo junto al mío si quiere —pregunta con amabilidad.

Miro mi abrigo negro que luce como una bomba inflada. Se suponía que estaba haciendo un buen día y tomé el de tela, así que además de verse enorme, pesa toneladas de agua. Ni siquiera pude escurrirlo todo.

­—Gracias —le digo, entregándole mi abrigo.

Quitarme esa espesa tela de las manos me ayuda a sentirme más ligero. No obstante, sigo dejando un camino de agua cuando entro al ascensor, pero no a chorros como hace rato.

después del odio » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora