⠀⠀Capitulo 8

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"Hay 1 107 036 mil wones"

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"Hay 1 107 036 mil wones".

"No quiero volverte a verte en mi vida".

Lo sabía, sabía que algo estaba mal. Él no podía solamente desear que pasara algo entre los dos. No, lo supe desde qué empujó mi cabeza contra el sillón, desde el momento en que quería ser el único que tomara el control.

Lo sabía y aun así seguí, porque nunca me escucho a mí mismo, incluso cuando las alertas en mi cabeza parecen a punto de enloquecerme. Siempre tengo que seguir porque...

—¡Jungkook!

Giro la cabeza, notando que algo se mueve con velocidad bajo las lámparas. ¿Todas esas lámparas habían estado ahí antes? He vivido aquí toda mi vida y no las había notado. Deben haberlas puesto desde el último caso de robo que hubo por aquí hace unos meses. ¿O son cámaras de seguridad? Imposible que las haya en este lugar tan...

—¡Jungkook! —el grito suena de repente tan cerca de mí que me hace gruñir y taparme los oídos con las manos. Suena agitado, como si le costara respirar—. ¿Qué carajos? ¿Estabas bebiendo?

—Oppa, ¿te tomaste tu solo una docena de cervezas?

¿Es Ahin?

¿Jia?

Alzo la mirada y observo su ceño fruncido. Tiene un pijama que no combina mientras que Ahin...

—¿Eres un pitufo? ¿Qué clase de pijama es esa?

—Vamos, hay que volver.

Jia hace el amago de ayudarme a levantarme y, en cambio, la abrazo por su estrecha cintura, tan delgada que por poco me devuelve el tacto.

—Tú y yo debimos de seguir saliendo —suelto, a punto de lloriquear—. Si no me gustaran los chicos tú y yo podríamos haber sido una pareja feliz. Te amo tanto...

—¿De qué está hablando? —pregunta Ahin.

—Nada. Vamos, Jungkook.

—Los hombres somos tan detestables, no deberíamos de existir.

De pronto me siento suspendido en el aire, más bien como si estuviera caminando en una cuerda floja. A mi izquierda está Jia y Ahin a mi derecha, con un bollo como peinado que me tienta a sabotear. Le meto un dedo en el hoyo, sintiendo que me contrae el dedo y rio mientras ella me da una palmada.

—¡Quieto! —Hace mala cara y luego me da un manotazo más fuerte—. Ah... Mamá estará tan decepcionada si te ve así.

La sonrisa se me borra de a poquito y me giro, abrazando por completo a Jia por sobre sus hombros. Estoy seguro de alguna vez haberle dicho que sería una hermosa modelo.

—Jungkook tiene que ser siempre tan perfecto —canturreo y Jia se detiene—. Tengo que ser el hermano ejemplar, ¿comprendes? Ni siquiera puedo salir a embriagarme o coger sin pensar que decepciono a mi familia o a mí mismo.

después del odio » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora