La Dalia Negra

Capítulo 5

Las sirenas suenan alrededor, también hay muchos policías, veo a uno de ellos acordonando la zona mientras que nosotros estamos alrededor en lo que parece una piscina con muchos cables de alta tensión dentro del agua y un cuerpo de un hombre flotando boca abajo.

― El director de la subestación me dijo que apagaron el voltaje, ya no hay electricidad ― murmura el teniente Larry ― puedes bajar a verlo Jenha.

La forense se coloca los guantes y salta al agua sin remangar sus pantalones, el agua le llega un poco más debajo de la cadera.

― Quería darme un chapuzón en el agua, pero no de esta manera, y mucho menos con un cadáver.

Un murmullo de risas se escucha alrededor.

― ¿Qué ves Jenha? ―le pregunto jugando con mis dedos.

El hombre que salió de la nada por la vía desorientado, no era más que un simple trabajador que vio a un hombre alto, joven y vestido de negro metiendo los cables de alta tensión en la piscina lanzando al hombre que pedía piedad, luego encendió el interruptor y las corrientes eléctricas de alto voltaje haciendo que se electrocutara y muriera en segundos.

El hombre se espantó, salió corriendo y es así como llegamos a este punto.

Otra víctima.

― Sus músculos están tensos ― habla la forense detallándolo ― el rigor ya ha comenzado ― toca sus manos que están en forma de puño ― hombre joven, con buena salud... ― hurga en el bolsillo de si pantalón sacando su billetera ― lo que tiene adentro está seco, que suerte tenemos ― revisa la billetera alzando al aire una identificación que comienza a leer ― Tony Porter, 38 años, residente Prípiat.

― Es un hombre sano ― habla Dayi poniéndose de cuclillas. ― ¿Qué hace aquí? ¿Es un trabajador?

― Al parecer ― comenta Peter mirando hacia los lados.

― Últimamente estamos muy solicitados ¿Cierto Amelia? ― dice mi teniente ― ¿Amelia?

Salgo de mi letargo y lo veo curiosa.

― ¿Disculpe?

― ¿Estás bien Amelia? ― me pregunta Alec en voz baja para que solo lo pudiese escuchar yo.

― Si Amelia, te veo algo desconcentrada ― dice el teniente Larry ― ¿En qué piensas?

Algo no me está cuadrando, y prefiero investigarlo.

― Puedes girar su mano derecha Jenha, por favor.

Todos ven desconcertados y extrañados, incluso Alec; pero Jenha asiente y gira lentamente la mano del cadáver mostrando un signo zodiacal en su palma.

Géminis.

No soy la única que se sofoca en el lugar, Dayi está pálida, Sofia se toca en puente de la nariz, Peter solo se queda mirando el cadáver, Alec está congelado y mi teniente da la espalda negando con la cabeza.

Ellos como yo sabemos lo que significa esto.

― ¿Qué mierda es todo esto? ― exclama enojado mi teniente.

Todos se quedan en silencio y yo doy un paso a delante decidida a hablar.

― Está más que claro... nos enfrentamos a un asesino serial.

« ... »

Estando una vez dentro del departamento de policía todo se convierte en un infierno, todos corren de aquí para allá y a el teniente Larry no lo han dejado salir de su oficina los cuervos que se hacen llamar superiores.