Extra 1

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Alec:

Estaciono el auto y me quedo mirando por el parabrisas por un largo rato. Está lloviendo fuerte, apenas y se puede ver la entrada del penthouse.

Fijo mi mirada en el espejo retrovisor y noto que tengo manchas de sangre cerca de la ceja, como puedo trato de rasparmela con la uña.

Medio se quita y suspiro con tranquilidad, debo ir a darme una ducha y quitarme este olor a muerte y sangre.

Un escalofrío recorre mi espalda cuando recuerdo perfectamente lo que pasó hace unas horas atrás...

― ¡Por favor! ― lloriquea Elizabeth ― No me  mate, no he hecho nada ¡No me mate!

la chica se encuentra arrastrándose en el suelo, atada de manos y pies. Su cabello naranja le tapa su rostro asustado.

Amelia está detrás de ella, se arrodilla en el suelo para agarrarla del cuero cabelludo y hacer que la mire.

― ¿Sabes qué detesto más? ― le dice y Elizabeth la mira temblando del miedo ― Arrastrar inocentes a actos malévolos que no tienen nada que ver  con ellos.

― U-usted... ― titubea Elizabeth ― Es una criminalista de renombre, usted es la ley ¿P-por qué? ¡¿Por qué me hace esto?!

― ¿Haz oído de la ley sangre por sangre?

Ella niega desesperadamente con la cabeza.

― Bueno, digamos que no tiene nada que ver  contigo pero te afecta a ti. ― ella la mira aún sin entender ― Tus padres me deben algunas cosas... tranquila linda, no es nada personal.

El sonido de un trueno me devuelve a la realidad y me propongo a salir de auto. Cuando salgo la lluvia me empapa y no me esfuerzo en correr, solo llego hasta el loving y veo que el botones está dormido sobre su escritorio.

Sigo caminando hasta el ascensor y cuando entro pulso el botón. Una vez en mi penthouse voy directo al baño a darme una ducha.

Me quito la gabardina, seguido por la camiseta y los pantalones, me revuelvo el cabello con frustración cuando me veo en el espejo  gotas de sangre en mi rostro,  algo que solo me hace sonreír.

Siento un alivio cuando me quito la ropa interior y mi miembro erecto rebota ligeramente sobre mi estómago.

Porque si, solo Amelia es capaz de esto. Verla matar a alguien me ha puesto duro.

Que perverso.

Llego al interior de la ducha con la mano sobre el botón de agua fría, pero después de pensarlo por un momento lo cambio a agua caliente.

Por más que sé que esto está muy mal, no puedo privar mi cuerpo de lo que mi mente no es capaz de controlar. Los pensamientos de nuestro reciente encuentro bailan en mi cabeza  y solo lo hace palpitar hasta el punto de que me duele.

Ella se puso a horcajadas sobre Elizabeth y  pesar de que la chica se retorció y pataleó no pudo escapar de su trágico destino de ser apuñala en manos de Amelia Hall.

Recuerdo su mirada fría cuando hundió esa daga, no mostró sentimiento alguno; simplemente lo hizo. Solo necesito clavárselo en el lugar correcto para que la chica se desangrara en segundos.

Por un momento su mirada conectó con la mía,  su rostro estaba empapado de sangre y me sonreía de manera coqueta ¿Cómo se puede ver tan hermosa cometiendo un acto tan atroz?

Aun recuerdo el brillo de sus ojos.

Oh, sus ojos...

Esos malditos ojos no salen de mi cabeza.

Seguramente me iré al infierno por el asesinato que acabamos de cometer así que otro pecado más a la lista no importa ¿Verdad?

Mi respeto y mi moral luchan en mi cabeza a pesar de que tome mi miembro y comence a bombearlo en movimientos largos y duros mientras me caía en agua caliente sobre mi cabeza.

Intente bloquear toda imagen de ella, porque es mi mejor amiga, mi colega y compañera. El puesto que tiene se lo ha ganado con sudor y lágrimas. Traté de enfocarme en las chicas con las que me he acostados en ocasiones anteriores. Los músculos de mi estómago se tensaron,  ya estaba cerca de mi liberación; temblaba de placer cuando comencé a mover mi mano mientras sentía el orgasmo que tanto necesitaba con urgencia.

Si tanto solo fuese su boca... arrodillada, mirándome con esa inocencia de ojos grises.

Tuve que apoyar mi espalda de los azulejos de la pared cuando mis rodillas empezaron a debilitarse. Mordiéndome el labio inferior mientras dejaba que ese placer abrasador me recorriera mientras acariciaba mi eje hinchado con imágenes que juraba que eran chicas muy diferentes a Amelia.

Sin embargo, cuando llegue a mi apogeo y el líquido caliente empezó a rodar por mis piernas, algo que contenía la frustración acumulada de los últimos días, me di cuenta que la mujer sin rostro que paseaba por mi cabeza  tenía una hermosa cabellera negra y ojos grises.

. . .
. . .

¡He vuelto!

Bueno, este el primero de los extras que tengo planeados para esta historia y que puedan comprenderla mucho mejor.

Es cortito porque literalmente se me acaba de ocurrir y quería publicar así como está.

Pero está bueno ¿No?

Imaginarse a Alec Rouset en la ducha haciendo eso...

También quiero agradecerle que la historia ha llegado a 10k de leídas ¡Gracias a ustedes por el apoyo!

Espero que las haya entretenido, nos vemos en un futuro no tan lejano.

Cortito pero caliente.

~Con amor, Maya.

La Dalia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora