Capítulo 18

2 0 0
                                    

Dejo de escuchar los sonidos a mi alrededor, solo veo lo que tengo delante de mis ojos, miro mis manos y están temblando, tengo taquicardia. Estoy entrando en estado de Shock. Cierro los ojos y respiro hondo unas cuantas veces, necesito que el aire entre a mi sistema, necesito que vuelva a funcionar y me saque de esto. Me centro solo en notar como el aire entra por mi nariz y sale por mi boca, Inhalo y poco a poco vuelvo a escuchar las hojas de los árboles moverse, los pájaros cantando, exhalo, un insecto zumbando a mi lado, el agua del lago moverse. Abro los ojos y la luz me ciega momentáneamente, apoyo la palma de la mano en el tronco del árbol para ayudarme a ponerme de pie y empiezo a caminar lentamente hacia el castillo.

Hago el camino de vuelta de forma automática, casi ni me entero de que estoy traspasando la puerta de la entrada si no fuese porque de repente tengo las manos de alguien en mi cara y eso hace que poco a poco salga del estado de estupor.

-¡¿Qué te ha pasado?!. -Grita Gabriel preocupado. -Su mirada está en mi cuello donde supongo, debo tener las marcas de las manos del hombre que me ha atacado. -Iris háblame por favor. -Me suplica esta vez mirándome a los ojos.

-He... -Intento empezar hablar pero tengo que carraspear porque mi voz sale ronca. -He matado a alguien. -Confieso.

Sin poder hacer nada más empiezo a llorar, todo esto me supera y dentro de mí siento que soy una asesina. Veo la cara de sorpresa de Gabriel pero no me da tiempo a ver mucho más porque él tira de mí y me abraza con fuerza mientras hundo la cabeza en su pecho.

-Ven conmigo. -Susurra.

Le sigo hacia una de las tantas salas que tiene el castillo y cuando entramos cierra la puerta y se gira para enfrentarme.

-¿Qué ha pasado?

-Pues estaba paseando y de repente vi a un hombre. -Empiezo a explicarle de manera atropellada. -No se encontraba bien, me acerqué a él y... y... de repente me estaba ahogando y.. y... se me acababa el aire y...

-Vale, vale tranquila. -Me interrumpe Gabriel sujetándome de los hombros. -Respira. -Me indica y le hago caso. -No puedes dejar que el pánico te supere.

-Lo sé. -Asiento.

-Vale, te encontraste a un hombre que se encontraba mal.

-Estaba temblando y tenía dolores. -Le doy más información.

-Te acercaste a él para ayudarlo. -Asiento. -Y te atacó. -Vuelvo a asentir.

-Intentaba ahogarme, así que pensé en quitarle su propio aire para poder respirar yo y dejarle con al aire justo para que se desmayara. Nunca quise matarlo. -Digo mirándole a los ojos.

-¿Y qué pasó para que eso saliese mal?. -Pregunta.

-Que no funcionó.

En cuanto pronuncio esas palabras me doy cuenta de una idea que había entrado en mi cabeza en aquel momento pero que todavía no se había desarrollado por los acontecimientos.

-¿Qué pasa?.

-No era humano. -Susurro. -No necesitaba oxígeno para vivir y tenía los ojos negros por completo, nada de iris, nada de pupila. -Empiezo a recordar.

Algo dentro de mí empieza a recuperarse y hacerme sentir menos culpable por lo que ha pasado. Un alivio se apodera de mí pero la sensación dura poco porque empiezo a darme cuenta de que no sé que es lo que he matado.

-Vamos a tener que programar una reunión.

-¿Una reunión para qué?. -Pregunto confusa.

-Iris es la primera vez que oigo hablar de algo así, tenemos que informar a los Antiguos.

AIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora