AIRE

Capítulo 19

Edimburgo enero 1923.

Querida Meribeth,

Te escribo porque temo que debido a los últimos acontecimientos, esta sea la única manera que tengamos para poder hablar por última vez. Mi relación con Nicolay Campbell, todo y que empezó muy bien como ya sabes, pero a lo largo de este último año se ha hecho cuesta arriba, no por nada en concreto sino porque somos personas muy diferentes y, aunque nos quisimos mucho, hay veces que el amor no lo es todo. La intensidad con la que llevábamos la relación nos ha acabado desgastando, cuando estás vinculada de esa manera a una persona todas las emociones se magnifican y es mejor cortar a tiempo que acabar destrozada. Además, que hayan aparecido los Dorcha, esos seres de los que te hable, no han facilitado para nada las cosas. Así que, después de hablarlo con Nicolay, he pedido la nulidad del matrimonio, lo único que me preocupa es Alicia y no solo porque su padre y yo nos vayamos a separar, sino porque creo que está en peligro. Su sangre tiene algo que atrae a los Dorcha.

Mi mayor deseo al escribirte, es que a partir de ahora seas tú quien cuide de Alicia, Nicolay y yo tenemos que enfrentarnos a algo para lo que no creo que salgamos con vida. Tú nunca has querido entrar en este mundo, nadie de él te conoce y por eso sé que mi hija estará a salvo contigo y podrá seguir creciendo a tu lado sabiendo que nunca la dejarás que se olvide de mí.

Por último, quiero que vayas a casa de nuestros padres y subas a la habitación secreta, allí te dejo algo que te ayudara a ti y a Alicia a estar protegidas, ya sabes, en la quinta piedra de la pared de mi cuarto empezando por la derecha. Confío en ti querida hermana.

Siempre te querré,

Elise.

Abro los ojos y me retuerzo por la cama con mucho dolor de cabeza

-Joder con las putas cartas.

Me levanto y voy directa al lavabo. Me echo agua por la cara para despejarme y me apoyo en la pica poniendo ambas manos en ella. Intento relacionar todas las cosas que voy descubriendo pero tengo la cabeza tan embotada, que no consigo nada.

Paso de desayunar y me voy a la terraza que tenemos en uno de los jardines, me siento en una de las sillas, apoyo la cabeza en el respaldo de esta y cierro los ojos. Respiro, siento como el aire me hace cosquillas por las zonas de la cara dónde me toca y, aunque Escocia es un país hermoso, pienso que estoy en cualquier otro porque últimamente, me ahogo. Pienso que estoy al lado del mar oyendo el rugido de las olas y sintiendo el calor que tanto hecho de menos, casi puedo saborearlo pero de repente alguien toca mi mano y abro los ojos de golpe.

-¿Estás bien mi vida?.

Me planteo si mentirle y decirle a mi madre que estoy bien, o de lo contrario, explicarle qué es lo que está pasando. Suspiro. Creo que este es un buen momento para intentar arreglar todo lo que ha pasado, así que al final claudico y le cuento la verdad.

-Estoy cansada. Llevo días sin dormir muy bien y con dolor de cabeza.

-Es normal, pasaste por mucho hace poco. No me quiero ni imaginar lo que debió ser para ti enfrentarte a aquella criatura tú sola.

-No es por eso. -La miro. -Quiero decir, los primeros días los pasé mal pero luego entendí que no había matado a una persona y que si no hubiese hecho nada al respecto, sería yo la que estuviese muerto. Mi problema, son unas cartas que he encontrado.

-¿Unas cartas? -Se sorprende.

-Sí. ¿Sabes quienes son Meribeth, Nicolay Campbell y Elise?

-Claro que lo sé. -Sonríe. -Son familiares nuestros.