Capítulo 5

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Gracias de nuevo por seguir ahí, ¡sois geniales!

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- Dios, esta sesión de entrenamiento ha sido agotadora- dijo Abigail

- ¡Sí! Solo quiero pillar la cama y dormir- comento la pelirroja

- Tienes 2 horas libres, ve a dormir.

- Si Abs, eso haré ¿has visto a Rae?

- Sí, Izadora la raptó- rio Abigail

Tally se dirigía hacia su habitación cuando Anacostia la interceptó.

- Craven.

- Sargento.

- La general Alder reclama el pago por su información, te aconsejo, cadete, que tengas cuidado con futuros pagos.

- ¿Lo quiere ahora?

- ¿Quieres que vaya y le diga que ahora no te viene bien? - pregunto Anacostia con sarcasmo.

- No, enseguida iré.

***

Alder estaba trabajando en su informe sobre los chicos Tarim que iban a venir a Fort Salem cuando llamaron a la puerta.

- Pase.

En ese momento Tally Craven entró en el despacho.

- ¡Tally! - exclamó Harley extremadamente feliz.

La cadete sonrió con ternura a las Biddies y le dio a cada una su chocolate, puso dos tazas en la mesa de Alder y se sentó enfrente del gran escritorio.

- La sargento Quatermain dijo que querías el precio de la información que me diste ¿por qué tan sorprendida? Lo siento, me tomé la libertad de preparar uno para mí y tomármelo aquí. Lo siento general, me lo tomaré fuera y volveré más tarde a por las tazas.

La cadete se empezaba a levantar cuando la general frenó su movimiento.

- No, Tally, quédate- dijo cerrando su informe-, puedes quedarte- dijo cogiendo su taza cuando las Biddies sisearon.

- ¡No está envenenado!

- No lo hacen por eso, esta taza pertenece a Anacostia, como castigo de que su madre vende información.

- Sé que tratas a todas como tus hijas, pero la sargento lo es de verdad ¿cierto? Al menos legalmente.

- Eso no está en el Memorial Hall- sospechó Alder.

- No, pero hay libros de ti en las librerías civiles- sonrió Tally-, general, comparto mi chocolate contigo siempre que me invites a una copa.

- ¿Te parece sensato que invite a un cadete a tomar alcohol?

- Bueno, ambas sabemos que el chocolate te gusta más con cualquier whisky de tu cajón- se atrevió a decir Tally

Alder cogió la botella que tenía en el cajón, lo echó en la taza de Tally, removió y dejo que la cadete diese primer trago. Intentó no toser.

- No hay nada como whisky con un cierto toque a chocolate- comentó Tally. Alder sonrió divertida.

- ¿Qué tal te fue en La Haya?

Una historia diferente Talder AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora