Capítulo 22

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Al llegar siento algunas voces dentro de mi oficina. No estoy segura de entrar, perfectamente podría irme pero tengo cosas mías que no necesitan ver. No creo que la curiosidad los mate, son gente seria pero preferiría no arriesgar mi pellejo por nueve o diez tipos que estén ahí. 

   Al acercarme a la puerta puedo notar que los murmullos se vuelven frases completas y con algún tipo de sentido.

— Yo les dije que esto no lo podíamos ocultar por mucho tiempo, imbéciles.

— Hemos tenido esta charla desde que ella se fue. También lo hemos hecho ayer y la verdad es que me enfurece que Jack tuviera tanta razón de tener que decirle a Lany la verdad pero como nueve cobardes que somo no le prestamos atención— ese es Daniel, su vos es inconfundible.

— Es que si se lo hubiéramos dicho ese mismo día cuando apareció el idiota en el club por primera vez ella nos hubiera entendido. Con Matthew fuimos a hablar y saben que nos amenazó, ¿por qué de decidieron esperar a que las cosas sucedieran sabiendo que ella podía entendernos o por lo menos haberse protegido más?— refuta Jack molesto, la verdad es que no he tenido la oportunidad jamás de conocer esa faceta. Siempre hablaba tranquilamente conmigo, nunca se enojó ni mucho menos.

— ¿Qué hacen todavía aquí? Les dije hace unas horas que se fueran, ¿acaso no entienden lo que significa irse?— ellos me miran sorprendidos. Ahora se encuentran los diez, volvió el hermano que faltaba.

— Lany...

— Lany y un huevo. Quiero que se larguen de aquí. ¡Ahora!— los diez se tensan y esta vez puedo decir que una electricidad recorrió a Jack por un instante—. Ustedes saben perfectamente que no juego cuando hablo seriamente.

— No nos iremos— alzo una ceja.

— ¿Me están retando?— ellos parecen algo cohibidos pero no se mueven del molde—. No me dejan otra opción.

Mi mano viaja hasta la parte trasera de mis jeans ajustados. Sin esperar un movimiento más saco la pistola que había tenido guardada y los apunto, pero ellos parecen también estar armados porque sacan cada uno un arma del mismo lugar. Astutos.

Ellos apuntándome a mí y yo a ellos. El que entre, aunque no hay nadie, estará más sorprendido que nosotros en este momento. Sus rostros son la mejor combinación de odio y susto que pude ver jamás.

— Parece que los hermanos saben cómo defenderse, ¿desde cuándo?— juego con mis palabras—. Oh, olvidaba que son asesinos y matan a personas.

— No juegues Lany, sabes de lo que somos capaces.

— Ay Jack— suspiro levantando la comisura de mi labio—. ¿Miedo? No me dan.

— Nadie dijo que nos tienes que tener miedo— Matthew sonríe de lado—. Sólo queríamos hablar, princesita peligrosa.

— ¿Me creen adolescente? No jueguen tampoco conmigo, no soy una niña estúpida.

— Lo fuiste— contraataca el mismo.

— ¿Qué?

— Lady Meggan.

En menos de un segundo la pistola resbala de mis manos cayendo al piso. Mis ojos se abren con sorpresa y los recuerdos inundan mi mente. Es imposible que ellos sepan algo, el cajón está bajo llave... estaba.

El cajón de los miles de recuerdos está completamente abierto y los papeles que tienen todo mi pasado desplegados por el escritorio que ellos mismo tapan. Un pitido fuerte se escucha por todos lados y dejo de oír lo que Matthew sigue diciendo pero antes de derrumbarme soy sostenida por unos brazos, los brazos de Jack rodean mí cintura y Terrence viene del otro lado sujetando mis manos.

Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora