Capítulo 6- Reescrito.

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Diez minutos antes de salir de mi apartamento me encontraba mirándome en el reflejo del espejo de mi habitación. Llevaba un vestido largo hasta los pies con un corte hasta cinco dedos debajo de mi entrepierna, zapatos de tacón altos– con los cual no creo llegar ni cerca a la altura de los FischMey– y varias joyas que complementan. Mi larga melena negra cae como cascada detrás de mis hombros, y el flequillo sujetado con un par de ondulines. Apliqué perfume con rapidez, me puse una chaqueta por encima y una bufanda de lana negra con perdería.

— Estás que te partes de lo buena— oigo hablar al otro lado de la puerta al abrirla y alzo la vista.

— ¿Qué haces aquí, Millel?— pregunto mirando el reloj de pared—. Tengo salir y el tiempo es justo.

— Solo quería pasar a buscar un... bueno, no importa eso ahora. ¿A dónde vas?— pregunta mirando detrás.

— No es de tu incumbencia, Millel, ya no somos nada como para tener que contarte a dónde voy. ¿Algo más que necesites saber?— duda un poco pero asiente.

— ¿Sabes si me dejé un reloj de esos que me compré hace un mes en el cajón de mi armario?— abro los ojos con sorpresa, pero esto se esfuma cuando la rabia me gana.

— ¡Vete de aquí y no vuelvas!— lo empujo y agarro mis cosas antes de salir. Cierro la puerta con llave y contraseña para mandarle un mensaje a Terrence.

Buenas noches, señores. Quería informarles que, como me dijeron que avise, estoy saliendo para el restaurante. Nos vemos en diez minutos

Buenas noches, señorita, la esperamos aquí. Nos vemos— Terrence.

Millel me seguía los pasos hasta llegar al coche con el que iba a ir. Sinceramente no está en mis planes comprarme un auto nuevo, pero tal vez en el futuro lo haga.

Antes de subir, él toma mi mano, haciendo que gire sobre mis pies y quede a pocos centímetros de su cuerpo—. ¿Qué haces, Millel?

— Te amo— susurra mientras se acerca para besarme, pero giro la cara y su boca se estampa con cuidado en mi mejilla.

— No, nunca lo hiciste. Ahora vete y déjame en paz— digo entre dientes mientras lo miro fijo—. Luego de lo que dijiste y por la mierda a la que viniste a mí casa, lo último que haré es amarte. O tal vez jamás lo hice, yo qué sé— termino susurrando.

— ¿Cómo?— veo una fría expresión en su rostro, pero no me mueve ni un pelo.

— Lo que oíste. Tal vez solo estaba cegada por un mundo que no conocía y lo único que amaba era tener a alguien al lado, aunque esa persona no fuera la correcta— aclaro.

— Pero yo sí te amaba— ruedo los ojos.

— Amabas, Millel. Amabas. Ya no lo haces, no yo tampoco— digo y me zafo de su agarre subiendo al auto, poniéndolo en marcha para dejarlo atrás.

Largo un suspiro pesado mientras freno en un semáforo. Quedan aproximadamente doce minutos para llegar según lo que dice el GPS. He estado pensando en la colección que haré con los FischMey y creo que es una buena manera de estar en el TOP de noticias del momento. No me hace falta protagonismo o hacer algo para estar en la boca de todos, he tenido muy buenas recompensas y prensa por mi última colección dedicada a mi abuela– cosa que nadie va a saber–.

...

— Gracias— le digo al señor que toma mi chaqueta y bufanda con cordialidad y respeto. Él solo asiente para luego hacer una seña hacia un recepcionista.

Lany y sus diez demonios ✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora